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Virgen de Éfeso

Éfeso: la otra morada de la Virgen

¿Qué fue de la vida de la Virgen tras la muerte y resurrección de Jesús? ¿Dónde y con quién vivió? ¿A qué dedicó sus días hasta su asunción al Cielo? Las respuestas pasan por la ciudad de Éfeso, en la actual Turquía, desde donde salió hace unos meses la imagen de la Inmaculada que ha recorrido España con la peregrinación de Madre Ven.

Por Isabel Molina

Artículo publicado en la edición número 62 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

Es bien conocida la casa de la Virgen que, se dice, fue trasportada por ángeles de Nazaret a Loreto, Italia. Pero menos se sabe que existe otra casa de la Virgen en Éfeso, Turquía. Lo cierto es que a pocos años de la muerte de Jesús, comenzaron las persecuciones contra los cristianos en Jerusalén. Y la tradición señala que en medio de aquella situación, los apóstoles llegaron a temer por la vida de María, hasta el punto de que el apóstol san Juan, a quien el Señor había confiado a su madre desde la cruz, tuvo que llevársela lejos para protegerla. “En la cultura judía, cuando la madre quedaba viuda, el primogénito se encargaba de ella. Por eso, antes de morir, Jesucristo le entregó a Juan a su madre, y desde aquel momento él ejerció de primogénito y la cuidó”, explica para Misión Jorge Fernández Díaz, exministro del Interior de España, experto en Historia y autor de una serie documental sobre dogmas marianos en HM Televisión.

La arqueología y la paleografía han demostrado que san Juan se marchó entonces a la capital de la provincia romana de Asia Menor: Éfeso, en la actual Turquía. Una ciudad próspera, la cuarta más importante del imperio (tras Roma, Alejandría y Antioquía), que tenía más de 200.000 habitantes. Pero ¿qué datos tenemos para saber que efectivamente la Virgen se retiró y pasó allí la última temporada de su vida terrena?¿Y por qué ha partido de allí la imagen de María que ha recorrido España con la peregrinación Madre Ven –premio Misión 2021–, congregando a cientos de miles de personas en todo el país?

La casita de la Virgen
“Según una inveterada tradición, cuando las persecuciones arreciaron, san Juan y la Virgen se van a Éfeso y allí residirán muchos años –explica Fernández Díaz–. Años más tarde, san Juan escribirá el Apocalipsis en la isla de Patmos, cerca de Éfeso”. Por el Nuevo Testamento conocemos también que en Éfeso se asentó una comunidad importante de primeros cristianos, a la que san Pablo predicó y luego dirigió la Epístola a los Efesios.

Con los siglos, las pistas se perdieron. Pero en el s. XIX, la hoy beata Ana Catalina Emmerich tuvo unas relevaciones privadas que sitúan la casa de la Santísima Virgen en Éfeso. Estas revelaciones no son dogma de fe, sin embargo, la Iglesia nos da la certeza de que no se oponen a las verdades reveladas. De hecho, en 2004, san Juan Pablo II beatificó a esta agustina alemana, que tuvo los estigmas del Señor. Sus visiones están recogidas en La vida oculta de la Virgen María (Libros Libres, 2012) .Y en ellas, “la beata describe la casa donde vivía la Virgen como una casita de piedra, de planta rectangular, en la falda de una montaña con vistas al mar, desde donde se podía ver la isla de Patmos los días nítidos”, explica Fernández Díaz.

En 1891, la francesa sor Marie de Mandat-Grancey emprendió la búsqueda de la casa. Hoy, la baronesa Rosario de Mandat-Grancey, emparentada con la religiosa, explica a Misión que “Marie era Hija de la Caridad y había sido destinada a Esmirna, Turquía, en 1886. Había leído los escritos de Emmerich y al darse cuenta de lo cerca que estaba de Éfeso, puso todo su empeño en encontrar la casita”.

La casa de la Virgen es pequeña, de planta rectangular, en una montaña con vistas a la isla de Patmos

El reciente documental María, su vida después de Jesús, realizado por la norteamericana Ephesus Foundation Inc. y Meryem Ana Productions, LLC (disponible en Vimeo), cuenta cómo la religiosa logró motivar una expedición –muy al estilo de la época– en la que participaron el padre Jung, su superior, y el padre Pauline. Según el documental, ambos accedieron para probar que la religiosa “estaba equivocada”. Pero “sor Marie estaba convencida de que las relevaciones de Emmerich eran auténticas –explica De Mandat-Grancey–. E insistió tanto, que los sacerdotes no tuvieron más remedio que hacer el viaje. Tras mucho esfuerzo, encontraron la casa”. El lugar coincidía al detalle con la descripción que la hoy beata alemana había transmitido en sus visiones místicas.

Tras el descubrimiento, sor Marie, hoy Sierva de Dios, pidió a su padre la dote que le hubiese correspondido de no haber sido religiosa para comprar la casa. “El dueño del terreno no quiso venderle solo las ruinas de la casa. Le puso la condición de comprar toda la montaña”, explica la baronesa. Así que Marie compró toda la montaña.

Una larga vida
La tradición cuenta que san Juan, san Lucas y otros apóstoles visitaron a menudo a la Virgen en Éfeso. Hoy más de 10 millones de peregrinos acuden cada año a esta casa, donde, según las visiones de Emmerich, María vivió hasta los 64 años, cuando un 15 de agosto fue asunta al Cielo. “Hay dos corrientes en la Iglesia –puntualiza Fernández Díaz–: una, la jerosolimitana, dice que la Asunción de la Santísima Virgen al Cielo se produjo en Jerusalén. La otra asegura que ocurrió en Éfeso, donde también la ubica la beata Emmerich”.

El dato no está definido por la Iglesia, pero lo cierto es que, según recapitula Fernández Díaz, quien ha visitado la casa en una peregrinación acompañada por De Mandat-Grancey, “la casa de Éfeso ha sido un lugar favorecido por los Papas: san Pío x, en 1910, a escasos 20 años del descubrimiento, otorgó indulgencia plenaria a los que peregrinaran allí; Pío XII, un año después de definir el dogma de la Asunción, impulsó las peregrinaciones; san Pablo VI hizo un viaje apostólico a Éfeso en 1967, tras el cincuentenario de las apariciones de Fátima; san Juan Pablo II estuvo allí en noviembre de 1979; y Benedicto XVI hizo lo mismo en noviembre de 2006”.

Es significativo que el primer Concilio que definió un dogma mariano fue el que se celebró en Éfeso en el año 431, y que confirmó que María es Madre de Dios (Theotokos). Ese evento, esencial para comprender la fe cristiana, se conmemora con una misa el segundo domingo de octubre, en lo que hoy son las ruinas de la iglesia que se construyó tras el Concilio. “Y es la única misa católica que se celebra en la ciudad de Éfeso”, apunta Fernández Díaz. Un guiño de la Virgen.

Virgen de Éfeso
El lugar en el que se descubrió la casa coincidía con las visiones de la beata Emmerich. Está situada a 7 km de Selçuk, en la montaña Nightingale (Bulbul Dawa), a 358 m sobre el nivel del mar.

El viacrucis de Éfeso
Las visiones de Emmerich cuentan que “después de la Ascensión del Señor, María vivió tres años en Sion, tres en Betania y nueve en Éfeso, adonde Juan la llevó”. Explican también que en esos años la Virgen visitó dos veces Jerusalén, y allí recorría, seguramente en la oscuridad de la noche, el camino del calvario. La tradición recoge que fue Ella, la Madre del Señor, quien dio inicio al rezo del viacrucis desde el mismo día de la crucifixión del Señor. Luego lo rezó también en Éfeso mientras se refugió allí: “María nunca dejó de hacer su viacrucis con lágrimas y compartiendo la pasión. Había medido en pasos las distancias entre los lugares del camino donde Jesús había padecido, y su amor no podía vivir sin la permanente contemplación del viacrucis”, cuenta la beata Emmerich en sus visiones. “Al principio iba sola midiendo en pasos, cuyo número tantas veces había contado, la distancia entre los lugares donde al Salvador le había ocurrido algo, y en cada uno de estos lugares ponía una piedra o marcaba un árbol si lo había. El camino se internaba por un bosque donde marcó el Calvario en una colina, y puso el sepulcro de Cristo en una cuevecita de otra colina”. Se habla de 12 estaciones de aquel viacrucis de la Virgen en Éfeso, pero este camino no está aún abierto para la visita del peregrino.

Artículo publicado en la edición número 62 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

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