Por Margarita García
Artículo publicado en la edición número 62 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.
Gladys acaba de conseguir un puesto como conductora en la delegación de Naciones Unidas de Sudán del Sur. Un trabajo que, como explica a Misión el misionero salesiano Ubaldino Andrade, es para ella “un sueño hecho realidad”. Esta joven de 25 años es, además, madre, viuda, pobre y refugiada en el asentamiento ugandés de Palabek, donde los misioneros salesianos dan esperanza a las más de 40.000 personas que tuvieron que huir por la guerra de Sudán del Sur. En este asentamiento, la Escuela Técnica don Bosco, que los salesianos pusieron en marcha en enero de 2019, se ha convertido en un lugar de referencia para la población local. Además de transmitir la fe con hechos y palabras, cada año sus misioneros forman en talleres de agricultura, construcción, costura, mecánica, peluquería e instalaciones solares a 750 jóvenes, que se preparan para reconstruir su país tras la guerra.
Como explica Andrade, toda la labor salesiana es una propuesta de vida que integra cuatro pilares: experiencia de hogar, educación formal, encuentro con el otro y encuentro con Dios. “Esta experiencia de sabernos amados por Dios y por los hermanos nos abre a un infinito que nos acompaña día a día”, explica.
“Gladys quería aprender a conducir para ir a ver a su hija, pero también quería poder arreglar su moto por si se quedaba tirada en el camino. Ella es un ejemplo de tantos jóvenes, especialmente mujeres con hijos, que han mostrado un gran interés por talleres como la mecánica o la construcción, sin importarles lo que piensen de ellas”, señala Andrade.
Gladys en el taller de mecánica. Un alumno aprende a conducir un tractor que la escuela Don Bosco ha recibido de un donante para el taller de agricultura.
Escuela para pastores
A 600 kilómetros de allí encontramos al sacerdote Luis Carlos Fernández, natural de la diócesis colombiana de Yarumal. Misionero desde 1982, trabaja con la población samburu en Lodung’okue, al norte de Kenia, donde el 90 % de las personas son analfabetas. El analfabetismo es, de hecho, uno de los principales problemas de la región, junto con la corrupción.
Desde que llegaron los primeros colonizadores europeos a finales del siglo XIX, los samburu se resisten a ir a la escuela. Hoy sigue siendo un problema, porque lo más importante para ellos es que los niños sean pastores: “Solo mandan a la escuela a los menos inteligentes y dejan para el cuidado del rebaño a los más espabilados”, reconoce Fernández.
Alumnos del Centro Treinamentu Claret (CTC) de Salele-Tilomar, en Timor Oriental
Ante esta situación, la Iglesia busca respuestas creativas: “Decidimos abrir escuelas en nuestras 3 parroquias, para que los pastores estudiaran por la noche. Actualmente tenemos 23, y es increíble ver cómo estos niños, que se han pasado el día al sol, buscando hierba y agua, tienen energía para aprender”. Fernández lamenta que muchos niños no pasen a la educación primaria, pero no pierden la esperanza: “Tenemos historias como la de la familia Leparmorijo, un matrimonio trabajador que se ha preocupado por educar a sus hijos, y ya el mayor acaba de terminar Medicina y está trabajando en el hospital de Wamba”.
Formación integral

Cruzamos al otro lado del océano Índico, a 9.800 kilómetros al Este. El pasado de ocupación indonesia en Timor Oriental durante cerca de 25 años dejó sin apenas recursos a la población de esta pequeña isla asiática, que se vio obligada a “incorporar a miles de profesores sin la preparación adecuada y, peor aún, sin la vocación a la enseñanza, lo que ha tenido y tiene consecuencias funestas”, explica a Misión el sacerdote claretiano Juan Ángel Artiles, natural de La Palma y misionero en la región timorense de Cova-Lima desde 2009.
Aun con todo, los claretianos han logrado abrir dos escuelas de formación para adultos, especializadas en Construcción Civil, con las que “ofrecer una formación integral dentro del sistema de educación del país” , señala. Solo la primera, tras 15 años, suma 1.512 graduados, con un 52 % de mujeres. Algo que, para Artiles, refleja el interés de la Iglesia, que nace de la fe, “ por dar prioridad a los colectivos más marginados históricamente”.
Artículo publicado en la edición número 62 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.