Por Redacción Misión
Artículo publicado en la edición número 41 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

“Lastimé a muchas mujeres”, ha confesado Eduardo Verástegui en diversas entrevistas a lo largo de los años. “Crecí en un ambiente donde yo pensaba que el verdadero hombre era el donjuán, el latin lover, el mujeriego, el playboy”, sin embargo, su vida dio un giro radical cuando su profesora de inglés le preguntó si ese hombre que él era lo querría para que su hija formara una familia. “Sentí una punzada en el corazón, y dije: ‘Yo no soy ese hombre’”, apunta el actor, y explica que, a partir de entonces, le hizo la promesa a Dios de tratar a toda mujer como le gustaría que tratasen “a su futura hija, a su madre o a sus tres hermanas”.
“Desde hace muchos años te he sido fiel, sin haberte conocido, sin saber quién eras”, dice el actor y productor mexicano
El actor se comprometió desde entonces a “ser fiel a esa persona que todavía no conozco, la madre de mis hijos, a la que quiero entregar mi vida, y voy a hacer una promesa de castidad, una disciplina de abstinencia”. Y, en la castidad, asegura, encontró una libertad que no conocía.
Ese cambio de vida radical no fue nada sencillo, por eso Verástegui asegura que tan solo puede mantenerlo con una férrea “disciplina espiritual”. “Si no tengo esa disciplina espiritual diaria, si no voy al gimnasio del alma para desarrollar una vida virtuosa, no puedo, es imposible”, aseguró en una entrevista concedida a CNN en Español el año pasado. Y precisó: “Si me quitas a Dios del centro de mi vida, yo colapso en dos minutos. No puedo, vivo en un mundo lleno de tentaciones, y la capital de las tentaciones es nuestra carrera”. Por eso, Verástegui cuenta en sus entrevistas que va a misa todos los días, no porque sea una buena persona, sino porque necesita esa fortaleza espiritual que le ayude a convertirse en la persona que Dios desea que él sea.
“Las pasiones obedecen a la razón”
Además, el actor mexicano asegura que en las conversaciones con su profesora de inglés entendió “que el sexo es sagrado, es un regalo de Dios, hay que cuidarlo, hay que preservarlo, para compartirlo con la mujer más importante de tu vida. En mi caso, la madre de mis hijos, mi esposa, el día que me case”. Él imagina, y así lo ha contado en diversas ocasiones, conocer el día de mañana a su esposa y poder decirle: “Desde hace muchos años te he sido fiel, sin haberte conocido, sin saber quién eras”. “Controlar tus pasiones requiere disciplina. Las pasiones obedecen a la razón, y la razón obedece a un poder superior”, afirma el actor.
Además, a pesar de que se trata “de un deseo muy fuerte”, precisó que “se puede controlar”, desmitificando que se trate de una necesidad física. “Necesidad física es respirar, porque si no respiras te mueres; comer, porque si no comes te mueres. Yo hasta ahora no he conocido a nadie que se haya muerto por abstinencia”, comenta. “Eso sí, todo requiere sacrificio. Ganar una medalla olímpica requiere entrenamiento y mucha disciplina para poder alcanzar la gloria y colgarse la medalla; lo mismo sucede con la castidad”, sentencia el actor.
Artículo publicado en la edición número 41 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.