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Nuestra Señora de Kibeho

Las apariciones marianas de Kibeho: “El tiempo que queda es corto”

Hace 22 años fueron reconocidas las apariciones de Nuestra Señora de Kibeho, en Ruanda, las únicas del continente con mensaje que tienen aprobación eclesial. Allí la Virgen mostró a las videntes lo que sería el horroroso genocidio de 1994, si los ruandeses no se alejaban del odio y de la corrupción. Pero este “Lourdes africano” contiene un aviso urgente que salta las fronteras de Ruanda, va dirigido a todo el orbe: “El tiempo que queda es corto, pero estáis distraídos por las cosas de este mundo”, advirtió la Virgen.

Por Isabel Molina Estrada

“TIENE UN vestido blanco sin costuras y en la cabeza un velo también blanco. No sabría definir el color de su piel, pero es de una belleza incomparable. Tiene las manos juntas a la altura del pecho, con los dedos hacia el Cielo”. Así describió una de las videntes a la Nyina Wa Jambo, la Madre del Verbo, advocación con la que se presentó a sí misma la Santísima Virgen en Kibeho, un pueblo a 155 km al sur de Kigali, la capital de Ruanda. 

Son las únicas apariciones marianas de África reconocidas por la Iglesia. El 15 de agosto de 1988, el obispo Jean Baptiste Gahamanyi aprobó su devoción pública mediante la dedicación del Santuario de Kibeho a Nuestra Señora de los Dolores, y el 29 de junio de 2001, el obispo de Gikongoro, Augustin Misago, declaró la veracidad de las apariciones de al menos tres de los siete videntes –Alphonsine Mumureke, Nathalie Mukamazimpaka y Marie Claire Mukangango–, quienes aseguran haber visto a la Virgen entre el 28 noviembre de 1981 y el 28 de noviembre de 1989. 

Ruanda: belleza y tragedia

A Ruanda se le conoce como  “El país de las mil colinas”. Los ruandeses dicen que su tierra es una de las más bellas del mundo, tanto así, que antes del genocidio aseguraban orgullosos que Dios deambulaba por el mundo todo el día, pero por las noches dormía siempre en Ruanda. 

Durante el genocidio, una de las más cruentas carnicerías humanas del siglo xx, murieron más de un millón de hombres, mujeres y niños inocentes en menos de 100 días. Fue una guerra étnica instigada por el propio Gobierno, de mayoría hutu, que se lanzó a palos y machetes contra los tutsis, la tribu minoritaria. En una de las apariciones, la Virgen mostró a las videntes imágenes terribles de personas que se mataban unas a otras, ríos de sangre y cadáveres abandonados… Hizo una advertencia maternal, pero contundente, para que el pueblo ruandés convirtiera su corazón al amor de Dios y así evitar la masacre que azotó a la nación 12 años después… No fue escuchada. 

Santuario de Nuestra Señora de los Dolores de Kibeho
Santuario de Nuestra Señora de los Dolores de Kibeho.
Un mensaje universal

El sacerdote polaco Leszek Czelusniak, M.I.C., director del centro mariano de formación ubicado a escasos dos kilómetros del santuario de Kibeho, se dedica aún hoy, 30 años después de aquel terrible holocausto, a ayudar a sanar los corazones heridos. Sin embargo, en conversación con Misión, asegura que el mensaje de Kibeho no está destinado exclusivamente al pueblo ruandés, es una llamada de gran actualidad para todos los pueblos y naciones.

“El carisma de Kibeho es la renovación espiritual del mundo entero, que pasa por una conversión total del corazón, por no desperdiciar el tiempo que Dios nos ha dado, por amarnos los unos a los otros, y por aceptar el sufrimiento como camino necesario para llegar a la Vida definitiva”. 

“El carisma de Kibeho es la renovación espiritual del mundo entero, que pasa por una conversión total” 

En Kibeho, la Virgen se lamentó de la idolatría, el materialismo, la irreverencia, la hipocresía y de la inmoralidad sexual… E insistió en el rezo diario del Santo Rosario y del rosario de los Siete Dolores; pidió renunciar radicalmente al pecado y seguir un solo camino, el que lleva a Cristo; llamó a la penitencia y a una fe viva y, sobre todo, exhortó a la reconciliación.

“Los mensajes de Kibeho son avisos sobre las cosas terribles que podrían sobrevenirnos, tanto de modo individual como a los hombres en conjunto, si no abrazábamos el estilo de vida que nos piden Nuestro Señor y su Madre, una vida de amor y pureza”, explica Immaculée Ilibagiza, la renombrada autora del superventas internacional Sobrevivir para Contarlo: Cómo descubrí a Dios en medio del holocausto en Ruanda (2007), quien ha guiado ella misma peregrinaciones al Santuario de Kibeho, ha dedicado grandes esfuerzos a propagar el mensaje de la Virgen en su país y participó en 2021 en la película documental de EWTN Kibeho: Escuchen, hijos míos.

El cielo advirtió a los videntes de que “el mundo se encuentra en muy mal estado y nos esperan días terribles…  –continúa Ilibagiza–, aunque lo importante no son los sucesos que nos aguardan, porque si rezamos desde el corazón y hacemos lo correcto, encontraremos paz en este mundo y en el otro”, concluye. 

El tiempo es corto

“No queda mucho tiempo para prepararse para el Juicio Final. Deben cambiar sus vidas y renunciar al pecado”, advirtió la Virgen en Ruanda. Y añadió:  “Prepárense mientras aún queda tiempo. Aquellos que hagan el bien irán al Cielo. Si hacen el mal, se condenarán a sí mismos sin oportunidad de apelación alguna. No pierdan el tiempo y empiecen ya mismo a orar y a hacer el bien. No queda mucho tiempo, Jesús está ya próximo”. 

Estos mensajes continúan resonando entre los miles de peregrinos que se acercan a Kibeho cada año de distintos rincones de África y desde tierras remotas:  “Vienen especialmente de Polonia, EE. UU., Italia y Austria”, precisa el padre Czelusniak, quien ha entregado toda su vida sacerdotal –desde 1991– como misionero en Ruanda. 

Una lluvia milagrosa

Immaculée Ilibagiza, autora de Nuestra Señora de Kibeho: María habla al mundo desde el corazón de África (Didacbook, 2014) y El chico que hablaba con Jesús (Didacbook, 2014), cuenta en estos libros que durante la época de las apariciones un número incontable de ruandeses recorrían cientos de kilómetros a pie, a menudo sin comida y sin un lugar donde guarecerse, solo para ver de lejos a los videntes de Kibeho y participar en los sucesos milagrosos que allí ocurrían.

Su padre, quien formó parte de estos grupos de peregrinos varias veces, solía relatar a la familia que  “las curaciones –desde ampollas infectadas hasta insolaciones, pasando por esguinces y roturas de ligamentos– ocurrían después de una lluvia que caía al final de una aparición”. De repente, “de un cielo sin una sola nube, caía un aguacero que curaba las heridas de miles de personas”, cuenta Ilibagiza.

A diferencia de otras supuestas apariciones que comenzaron en el mismo año, en Ruanda el obispo se apresuró a crear una comisión de investigación formada por teólogos, científicos, médicos y psiquiatras, que llegó a la conclusión de que las apariciones eran ciertas. “Tras veinte años de examen, la conclusión positiva de la comisión resultó casi tan milagrosa como las propias apariciones”, relata Ilibagiza.

Consejos de la Madre del Verbo

En la última aparición a Alphonsine Mumureke la Virgen le dio un mensaje para cada estado de vida, para las autoridades y para los intelectuales: 

A los jóvenes: “Diles que no destruyan su futuro con una forma de vida equivocada, que puede ser un peso muy grande en su futuro; que no pierdan el Cielo por el mundo. Tienen la fuerza para pelear un buen combate. Dejen que los jóvenes que rezan con fervor lo sigan haciendo e ignoren a los que dicen que están perdiendo su tiempo. Aquellos que rezan tendrán su recompensa. Oren, oren, oren… Sigan el Evangelio de mi Hijo”.

A las familias: “En momentos de dificultad y grandes pruebas recuerden a la Sagrada Familia de Nazaret que tuvo una vida de dificultad en medio de una gran pobreza. No olviden que Dios es más poderoso que toda la maldad del mundo”.

A los consagrados: “Sus vidas son muy importantes para Dios. Deben permanecer fieles a sus votos. Los sacerdotes en particular deben ofrecerse a sí mismos mientras ofrecen el Santo Sacrificio de la Misa”.

A las autoridades: “Están llamados a servir. Si roban al pueblo, arruinan el servicio para el cual han sido llamados. Compartan, no asesinen, no persigan, respeten los derechos del hombre, porque si actúan en contra de los derechos del hombre, no tendrán éxito y esto se volverá contra ellos mismos”.

A los intelectuales: “Han recibido el conocimiento para ayudar a otros a llegar a la Verdad, que es Dios. Profesar el ateísmo insulta y ofende a Dios”.

Más información sobre las apariciones de Kibeho y el rosario de los Siete Dolores:  www.kibeho-cana.org

Artículo publicado en la edición número 67de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

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