Por Tasio Pérez Salido
1. Resolver los problemas que pueden solucionarse
Mariana y Ricardo, tras cuatro años de noviazgo, dos de matrimonio y muchas discusiones, se pararon a analizar y vieron que cerca del 60 por ciento de sus problemas no se podían solucionar: “Que si tu padre es así”, “que si eres demasiado habladora”, “y tú muy descuidado”, etc. Eso les ayudó a aceptar al otro tal como es y a centrarse en los problemas que sí podían resolver.
2. Ante las dificultades, afrontar el problema de forma creativa.
Marcos y Luisa, que llevan 6 años casados y tienen dos hijos preadolescentes, me comentaron que como problemas siempre habrá, la clave es afrontarlos de manera creativa. “si una forma de resolver un problema no funciona, habrá que intentarlo de otra. Fue así como dejamos de poner profesores particulares a nuestros hijos para evitar que suspendieran evaluación tras evaluación. Intentamos enfocarlo de otro modo y nos dimos cuenta de que la clave era estudiar junto a ellos, intentando hacérselo pasar divertido y fomentando su autonomía”.
3. Alimentar el afecto y mostrar admiración mutua.
Fabio me confesó que una de las cosas que más lo ayudaba era saber que su mujer, Ángela, a pesar de sus muchos defectos, lo admiraba y le decía cómo le gustaba como padre,como esposo y como amante. Ambos saben que su cónyuge se siente orgulloso del otro.
4. Que la relación sea fructífera.
Carolina y Manolo llevan diez años colaborando con su parroquia, ayudando a parejas de novios a asentar las bases de su futuro matrimonio y, desde su propia experiencia, siempre les preguntan a las jóvenes parejas: “¿Qué aportáis a la sociedad?”. “Si no orientamos nuestra vida hacia el bien de los demás, tarde o temprano todo deja de tener sentido”, me comentaba Carolina.Manolo añadía: “es necesario vivir con trascendencia, salir de uno mismo, preguntarse a menudo para qué vivo. Cuando la respuesta a este interrogante llena nuestras ansias de felicidad, vamos por buen camino”.
5. Poner al esposo o a la esposa por encima de los hijos.
Después de tener tres niños muy seguidos, Itzíar me decía que su matrimonio se salvó gracias al empeño de su marido: “sin darme cuenta, todo mi mundo se centró en mis hijos y no me acordé de que lo que sostiene la familia es la pareja. Fue mi marido quien, con su creatividad y paciencia, consiguió colocarme de nuevo a su lado, para, los dos, ser primero esposos y desde ahí ser padres”. Para mantener vivo el amor hay que hacer lo posible para permanecer enamorado.
6. Mantener el compromiso de seguir siempre unidos.
“Por alguna razón el día de la boda prometemos amar en la adversidad y la enfermedad…”, me comentaba Jaime, “muchísimas veces he pensado en abandonar la relación,sin embargo, ahora sé que el haber perseverado y haber amado incluso cuando no me apetecía, no sólo me ha hecho ser mejor persona, sino que me ha permitido seguir al lado de esta fabulosa mujer”. Hoy más que nunca, hay que creer en la palabra dada.parece que todos esperamos mucho de nuestro matrimonio.por eso, una frase de Jacinto Benavente quizá arroje luz sobre cuál es el camino para conseguirlo que queremos: “el verdadero amor no se conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece”.
