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“Hay personas que se enfrentan a problemas de infertilidad a quienes les ha tocado muy hondo el personaje de Sara”

Una enfermedad grave en la persona que más amamos, la muerte de un hijo pequeño… A estas y a muchas otras situaciones de dolor desgarrador puede ofrecer una respuesta profunda, bajo el prisma de Dios, la película "Su único hijo", la cual relata el sufrimiento de Abrahán ante el mandato de Dios: entregarle en sacrificio a su hijo, Isaac. En Misión hemos hablado con David Helling, su director, quien debuta con esta cinta que se estrenará mañana, 23 de junio, en cines.

Por Isabel Molina Estrada

El cineasta David Helling es el guionista y director de “Su único hijo”, una película bíblica que llegará mañana a los cines. Esta cinta, distribuida en España por Bosco Films, adapta el relato de Génesis 22, en donde se ve claramente el drama que supone el sacrificio que Dios le pide a Abrahán.

¿Recuerda en qué momento decidió cómo retratar la historia de Abrahán?
Originalmente la película iba a ser un corto para presentar a Abrahán e Isaac subiendo al monte Moria. Luego me di cuenta de que si presentaba el viaje completo de tres días podría convertir la película en un largometraje. Me pareció buena idea porque me interesaba entrar en el personaje de Sara. El resultado es esta película, mi primer largometraje.  

A propósito de Sara, vemos que cuando el Señor le pide a Abrahán ir al monte Moria para ofrecerle un sacrificio, Sara le sugiere construir un altar allí donde están. “Tengo que hacer lo que el Señor me pida”, contesta Abrahán. Desde el comienzo de la película usted presenta la diferencia entre la fe del uno y del otro…
Enfatizo esa diferencia porque nunca se había representado a Sara en detalle. El Señor se le aparecía a Abrahán, y Sara se sometía a ir con él a donde Dios le pedía. Pero vemos que después de que el Señor le promete a Abrahán un hijo de su propio cuerpo, es Sara quien le sugiere a su marido ir a su esclava, Agar, porque ella no puedo tener hijos. A menudo este detalle de la Escritura lo pasamos por alto. Y cada vez que el Señor le dice a Abrahán que Sara va a tener un hijo que llamará Isaac, Sarah se reía por dentro. Es una risa de incredulidad. El Señor la llama y le pregunta: “¿Por qué te has reído?”.  Y ella contesta: “No me he reído”. Pero Él insiste: “Te has reído, y por eso tu hijo se llamará Isaac”. De ahí que Isaac significa risa.

La fe de Sara no parece muy diferente de la nuestra. Nos cuesta creer en las promesas de Dios…
Nuestra fe quizás se parece más a la de Sara que a la de Abrahán… Por eso espero que la película resuene en el corazón de muchas personas. Y sé que ya lo ha hecho.

La actriz Sara Seyed interpreta en esta película a Sara, la esposa de Abrahán.

¿Cómo lo sabe?
Sé que hay personas que se enfrentan a problemas de infertilidad a quienes les ha tocado muy hondo el personaje de Sara. Y un amigo mío que asistió a un preestreno de la película y que luego vio morir a su pequeño de dos años, me contó que mientras estaba con su hijo en el hospital la película se reproducía una y otra vez en su mente. Para mí fue muy alentador ver que el Señor ya estaba usando la película, incluso desde antes del estreno.

Ha explicado que con esta película usted buscaba llevar a los espectadores a las Escrituras. ¿Lo ha conseguido?
Entre los comentarios favoritos que he recibido desde que se estrenó la película en EE.UU. ha habido muchos en redes sociales del tipo: “Acabo de ver la película y ya tengo el Génesis abierto de par en par”. O: “No veo la hora de leer el relato del linaje de Abrahán”.

Debo confesar que a mí me ocurrió igual: la película me remitió de nuevo al Génesis. ¿Qué elementos de la película hacen que se genere esta respuesta en la audiencia?
La clave está en que la Escritura es el esqueleto de la película y en que nos mantuvimos fieles al texto. Obviamente hemos tenido que embellecer ese esqueleto porque para plasmar en imágenes un texto tienes que tomar muchas decisiones creativas, pero el esqueleto es la Escritura. No puedes romper esa regla si quieres contar bien la historia.

¿En qué momento decidió dedicarse a realizar películas bíblicas?
Fui infante de marina en Irak. Cuando lo dejé, el Señor se apoderó de mi corazón y vi que tenía que dedicarme a llevar las Escrituras al cine para atraer a otros a la palabra de Dios. Comencé a hacer cine para hacer películas bíblicas.

El texto bíblico deja muchos “huecos” que hay que rellenar para poder contar la historia. ¿Cómo toma esas decisiones creativas?
Lees el texto y te preguntas: ¿qué más podemos saber de la vida de Abrahán, de la vida de Sara? Vas a la historia para averiguar qué estaba pasando en la cultura y analizas si puedes incorporar tradiciones que no contradigan el texto. Y entonces, tal y como escribe san Pablo en la carta a los Romanos, cuando pones la palabra de Dios en la película, aunque tienen que añadir todas estas cosas, sabes que la Palabra no va a volver vacía, que atraerá a quienes el Señor quiera atraer a Él.

Este es el primer largometraje de David Helling, que quería introducir en el filme también la visión y vivencias de Sara.
Este es el primer largometraje de David Helling, quien tenía claro desde el comienzo que en la historia quería también introducir las vivencias de Sara.

¿Cuántas veces tuvo que leer el Génesis para darle vida a esta película?
¡He perdido la cuenta! Pero le he dedicado mucho tiempo y todavía lo estoy haciendo porque mi próxima película será sobre la vida de Jacob, que comienza antes de la muerte de Abrahán. Y continuaré trabajando cronológicamente las Escrituras.

¿Por qué leer Palabra de Dios?
Porque necesitamos conocer quién es Dios y quién es Cristo. Saber quiénes somos nosotros y cómo ser fecundos en Cristo. Y en última instancia, porque por donde caminemos en este mundo encontraremos oscuridad, pero tal y como leemos en el Salmo 119, que es bellísimo, “lámpara es a mis pies tu Palabra y lumbrera a mi camino”. No podemos ver hacia dónde vamos si no miramos el mundo y todo lo que hacemos a la luz de la palabra de Dios.

En este mundo paganizado, ¿ve esperanza de que el mensaje de esta película llegue también a los corazones de quienes aún no conocen a Dios?
Sí, porque Abrahán mismo fue sacado del paganismo. Provenía de una familia de idólatras. Su padre, Taré, era idólatra. Y cuando el Señor le dijo que fuera a Canaán, él obedeció sólo porque el Señor se lo había pedido. La fe de Abrahán es obra de la gracia y del Espíritu Santo, que es el mismo ayer y hoy. Y así como Abrahán fue arrancado del paganismo, nosotros podemos ser arrancados de nuestro pecado. Lo que tenemos que hacer es escuchar a Dios, tal como lo hizo Abrahán.

Pero Abrahán era un hombre de oración y no tenía tanta distracción como tenemos nosotros. Él sabía escuchar a Dios. ¿Alguna recomendación para vivir esa vida de oración?
Apartar las distracciones, apartar el teléfono móvil, y blindar un tiempo a diario para buscar al Señor. Si quieres orar, entra en las Escrituras. Con la Palabra de Dios se aprende a orar. Tenemos que ser disciplinados en la vida de oración porque sabemos que, aunque nuestro espíritu quiere orar, nuestra carne es débil. San Pablo dice que tenemos que pulir nuestro cuerpo como atletas. ¡Esa es la disciplina que requiere la vida de oración!

¿Qué similitudes y qué diferencias hay entre el sacrificio que Dios le pidió a Abrahán y el sacrificio que Él mismo hace de su Unigénito en la cruz?
La diferencia es abismal porque Isaac era pecador y no podría haber expiado los pecados de la humanidad. En cambio, Cristo es Dios mismo. Pero la imagen de Isaac es hermosa porque él es presentado en sacrificio al Señor en la misma montaña donde el Señor se entregó por nosotros. El Señor le dio a Abrahán una imagen que resonaría durante 2000 años para que cuando Él mismo entregara a su único Hijo, todos pudieran mirar atrás, mirar a Abrahán, y saber que El Señor tenía este plan en marcha desde el principio. Además, de la misma manera que Isaac cargó la leña de la ofrenda en su espalda, colina arriba, Cristo cargó el madero de la cruz a sus espaldas.

Sabemos que el sacrificio que Dios pide a Abrahán de su hijo Isaac también prefigura la resurrección de Cristo.
Sí, el viaje de tres días de Isaac al monte Moria significaba que Isaac habría estado muerto, en sentido figurado, durante tres días. De la misma manera que Cristo estuvo muerto y resucitó al tercer día. Estas similitudes que el Señor dibujó en la historia de Abrahán son hermosas.

Uno de los misterios más incomprensibles hoy en día es el del dolor. ¿Cómo puede ayudar su película a penetrar en el sentido del sufrimiento?
Cristo prometió a sus discípulos que en este mundo tendrían aflicción, pero les dijo: “Tened buen ánimo, yo he vencido al mundo”. El sufrimiento y la tribulación son un compañero para cualquiera que camine con Cristo, por eso no nos debería sorprender. Pero en el sufrimiento el Señor también nos consuela. Dice en Corintios 1 que Él nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que podamos consolar a otros con el consuelo que hemos sido consolados.

Para terminar, si tuvieras que elegir una cita de su película, ¿cuál sería y por qué?
“¿Hay algo demasiado difícil para el Señor?”. La dice el Señor en Génesis 18, pero en la película yo la pongo en boca de Isaac y hago que Abrahán también la pronuncie. Porque, ¡qué gran estímulo es preguntarse: ¿Hay algo demasiado difícil para el Señor?! Rotundamente no. Y luego, una línea de Sara: “Él cumple sus promesas”. Y es verdad: podemos aferrarnos a que el Señor cumple sus promesas.

3 lecciones que extrae David Helling de la historia de Abrahán para los lectores de Misión

1. Confiar en las promesas de Dios. “Cuando el Señor te escoge para andar por su camino, espera en Él.  Dios nos promete vida en abundancia, pero no la experimentamos en esta vida, sino en la vida eterna. A Abrahán se le prometió una descendencia tan numerosa como las estrellas y una tierra donde sus descendientes habitarían para siempre. Y esos descendientes de Abrahán todavía están naciendo hoy. El Señor nos atrae hacia Él, y tenemos que confiar plenamente”.

2. No intentes solucionar los problemas por los medios humanos. “Después de esperar en el Señor por 10 años, Sara le sugiere a Abrahán que vaya a Agar, su esclava, para tener un hijo. Esa es la respuesta del hombre, en lugar de esperar a los tiempos de Dios”.

3. Lleva a otros la fe. “Abrahán fue elegido para ir y hacer discípulos. El Señor dice: ‘Yo lo he escogido para que mande a sus hijos y a los hijos de sus hijos que guarden el camino del Señor’. Y Cristo dice a sus discípulos: ‘Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo… Y yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo’. Abrahán fue elegido, y nosotros, como discípulos de Cristo, hemos sido escogidos para ir y hacer discípulos de todas las gentes”.

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