La revista más leída por las familias católicas de España

La revista más leída por las familias católicas de España

Escribir-para-conocerme

Escribir para conocerme

Por Gregorio Luri / Ilustración: Belem Gallaga (@graciayvirtud)

Artículo publicado en la edición número 67 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

He entrado en la vejez. Soy viejo. No es ninguna desgracia, a pesar de que, se lo aseguro, la vejez es lo más imprevisto que me ha pasado en la vida. Al contrario, tengo la inmensa fortuna de disfrutar de mis nietos. Pero no quiero hablarles de nietos, sino de mi madre, a quien cada vez tengo más presente.

Para el animal, su madre tiene solamente pechos, por eso a medida que olvida sus pechos, olvida a su madre. Sin embargo, para el hombre la madre tiene rostro y voz. El niño desplaza su mirada del pecho a los ojos y labios maternos en busca de sosiego, amor y reconocimiento. Yo, insisto en ello, cada vez tengo más presente el rostro y la voz de mi madre. Por eso comprendo muy bien lo que debió de sentir Susana Sainz, neuróloga del Hospital Universitario Ramón y Cajal, cuando un anciano de 85 años con deterioro cognitivo al que le pidió que le escribiese en un papel lo primero que le viniera a la cabeza, escribió, desde el abismo de su desmemoria: “Mamá, yo no te olvido”.

Entre las cosas de mi madre que no solamente no puedo olvidar, sino que cada vez tengo más presentes, está aquel gesto de cogerme las manos, mirarme firmemente a los ojos y decirme: “Hijo mío, estudia para que puedas presentarte en cualquier sitio”. No conozco –y he leído un buen número de libros de pedagogía y filosofía de la educación– mejor definición de lo que es una persona educada.

“Valoramos mucho la lectura y tenemos muy abandonada la escritura, a pesar de que esta última es la que más diáfanamente nos permite intimar con nosotros mismos”

¿Qué quería decirme mi madre? Básicamente, quería decirme que me capacitara para ir más allá de los estrechos límites económicos y culturales de nuestra familia, pero, sobre todo, me pedía que fuera capaz de moverme con soltura en diferentes medios, sin ser prepotente o arrogante con el humilde, ni apocado o servil con el poderoso. Me estaba pidiendo que aprendiera a relacionarme con soltura con diferentes tipos de personas, lo cual está, obviamente, muy bien. Pero reflexionando sobre estas palabras, hoy creo que me estaba pidiendo también que fuera capaz de relacionarme conmigo mismo sin vergüenza ni temor. Es sobre este último punto sobre el que quiero detenerme un poco.

¿Qué medios tengo a mi alcance para relacionarme honestamente conmigo mismo? Son varios. Por ejemplo, las expectativas que los demás proyectan sobre mí. Pero quiero apuntar otro más personal e íntimo que con frecuencia nos pasa desapercibido: la escritura.

Valoramos mucho la lectura y tenemos muy abandonada la escritura, a pesar de que esta última es la que más diáfanamente nos permite intimar con nosotros mismos.

La escritura no es solo un instrumento para transmitir ideas. Es, sobre todo, una toma de posición personal ante ellas. Ante la hoja en blanco ponemos de manifiesto los límites de nuestro lenguaje (que son los límites de nuestro mundo) al mismo tiempo que vemos emerger ideas de las que no éramos conscientes cuando nos hemos puesto a escribir. Escribir no es solo una forma de transmitir ideas, es, sobre todo, una forma de tenerlas. No hay sustituto para este tipo de descubrimiento de nosotros mismos. Las dificultades para escribir bien ponen de manifiesto las dificultades que tenemos para empalabrarnos, es decir, para entendernos a nosotros mismos. 

Si leer es el arte de situar un texto en su contexto, escribir es el arte de producir textos nuevos en contextos implícitos. 

Artículo publicado en la edición número 67 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

¿Te ha gustado este artículo?

Para que disfrutes de más historias como esta

ARTÍCULOS RELACIONADOS

ARTICULOS DE INTERÉS

ARTICULOS DE INTERÉS

ÚLTIMA EDICIÓN

MARZO, ABRIL, MAYO 2024

MARZO, ABRIL, MAYO 2024