La revista más leída por las familias católicas de España

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La acedia de nuestra vida

La acedia de nuestra vida

El monje mira por la ventana. Espera que algo ocurra ahí fuera que le saque de la monotonía. Se imagina habitando en otro lugar; al fin y al cabo, Dios puede ser adorado en cualquier parte. El sol avanza lentamente, parece que no llegara nunca la hora de la comida. Recuerda a su familia y su vida anterior, y el alma se le llena de melancolía. Rehúye la oración y una enorme pereza le impide hacer sus trabajos. El hastío le hace dudar de su vocación y la vida se le inunda de tristeza.

Por Isis Barajas / Ilustración: Belem Gallaga (@graciayvirtud)

Artículo publicado en la edición número 67 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

Es la acedia lo que ataca al monje; un mal bien conocido en la vida monástica y que los padres del desierto ya identificaron sagazmente allá por el siglo IV. Este “demonio del mediodía” (como tradicionalmente se le ha llamado) provoca abatimiento, tedio, pereza espiritual, desánimo y desgana por el trabajo y las cosas de Dios. Se va metiendo poco a poco en el corazón y acaba hundiendo a quien la sufre en una absoluta desesperanza. 

Aunque parezca cosa de monjes o anacoretas de otro tiempo, lo cierto es que la acedia es un peligro que suele pasar desapercibido en la vida doméstica. El demonio del mediodía ataca también en la realidad familiar, nos sumerge en el hastío de las tareas cotidianas y nos conduce al desánimo en la vida espiritual. Y es que cada día es un volver a empezar. No importa que el cesto de la ropa sucia por fin se vaciara tras poner varias lavadoras o que una buena limpieza dejara los baños relucientes; hoy el cesto está ya a medio llenar y los chorretones de la pasta de dientes infantil están otra vez pegados al lavabo y al espejo. El trabajo de mantener una vida en el hogar nunca se acaba, nadie lo ve y no reporta beneficios tangibles. Como en la celda del monje, todo queda en lo oculto y es fácil dejar de ver el sentido de tanto esfuerzo y sacrificio.

“Empezar a vivir la vida que nos  ‘ha tocado’, es el principio para hacer de la nuestra una existencia luminosa”

Al igual que el eremita mira por la ventana, también en nosotros surge la tentación de asomarnos a otras vidas. Aquellas que podríamos vivir o que quizá viven otros. Es lo que le ocurre a Amaya en la película española Cinco lobitos. Tras ser madre, toda su vida se desmorona: el padre de la pequeña se pasa semanas trabajando fuera de casa, la crudeza de la crianza le desborda y se ve teniendo que rechazar uno tras otro prometedores proyectos laborales. “Qué mierda de vida”, se dice tras ver que se le escapa un nuevo trabajo mientras cuida de su hija y de sus padres. Begoña, su madre, en un punto de inflexión crucial, contesta: “Todas esas vidas que no vives son siempre perfectas, son ideales, pero en algún momento hay que vivir la vida que te ha tocado”. 

Podría sonar a conformismo. A mí no me lo parece. Empezar a vivir esta vida, la que nos  “ha tocado”, es el principio para hacer de la nuestra una existencia luminosa. En el fondo, supone acoger el plan que Dios mismo ha provisto para cada uno de nosotros, viendo en nuestras circunstancias, cuales sean, un regalo para nuestra salvación. 

Todas esas cosas que hacemos en lo oculto de nuestra vida y que pasan desapercibidas –carentes de valor– para el resto del mundo, no quedan invisibles a los ojos de Dios. En todas ellas, por insignificantes que sean, se encuentra nuestra vocación particular. Así que con cada acto de entrega que queda en lo escondido estamos sirviendo al Señor, y no hay nada que sea entregado a Dios que sea desperdiciado. “Tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará”.

Evagrio Póntico, un padre del desierto que profundizó en los peligros de la acedia, escribió:  “Presta atención a ti mismo, sé el guardián de tu corazón y no permitas que ningún pensamiento entre en él sin cuestionarlo” .   

Artículo publicado en la edición número 67 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

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