La revista más leída por las familias católicas de España

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Paige Rien

Paige Rien, decoradora de interiores: “La comparación es el ladrón de la alegría”

Paige Rien (@paigerien) es una diseñadora de interiores poco convencional. Detesta los típicos consejos de revista sobre “Lo que nunca deberías hacer en tu casa”, critica duramente las soluciones prefabricadas a problemas de diseño y habla abiertamente de la necesidad de integrar la fe en el hogar.

Por Isis Barajas
Fotografía: Cortesía de Paige Rien

Artículo publicado en la edición número 69 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

Nunca antes habíamos tenido tanta información y fuentes de inspiración para tomar decisiones de reforma y decoración en nuestros hogares: revistas, programas de televisión, redes sociales… Por todas partes nos dicen cuál es la mejor forma de disponer el salón, los tonos de moda para las paredes o incluso cómo organizar los calcetines. Sin embargo, quizá nunca como ahora nos habíamos sentido tan perdidos a la hora de tomar decisiones de mejora en nuestro hogar.  

Paige Rien (@paigerien) ha vivido las entrañas de los shows televisivos de decoración y reformas. Ahora, conversa a la fe católica, asesora a familias, imparte cursos y escribe libros para ayudarles a dar al hogar su verdadero sentido, enfocándose no tanto en las cosas sino en las relaciones que se producen en él. Uno de sus principales objetivos es crear hogares al margen de la tiranía de las modas, al servicio de la vida familiar y donde se pueda expresar toda nuestra vida, incluida la fe.

Al decorar nuestra casa, ¿cómo crear una estética propia y evitar que nos influya lo que todo el mundo hace?

Debemos conocernos y querernos a nosotros mismos. Y apreciar nuestra propia historia para construir una narrativa en nuestro hogar. Copiar lo que hacen los demás es como decir:  “Mi historia no es suficientemente buena”. ¡Por supuesto que lo es!

“Para hacer tu casa estupenda debes fijarte en tu propio espacio, no en las casas de los demás”

En cambio, a veces sólo vemos lo negativo que tiene nuestra casa. ¿Podemos amarla, aunque no cumpla nuestras expectativas? 

La comparación es el ladrón de la alegría. Me pregunto: si ves tu casa con una luz negativa, ¿es porque estás tomando como estándar los hogares de otros?  Hoy consumimos más imágenes de casas ajenas que nunca. Y es difícil no comparar. Pero para hacer una casa estupenda no puedes fijarte en las casas de los demás. Debes fijarte en tu propio espacio, en las personas con las que vives, en tu historia, tu presupuesto, tus necesidades, deseos y valores… Nos hemos autoconvencido de que si miramos a nuestro alrededor lo suficiente, encontraremos soluciones para que nuestra casa sea genial. Esto es mentira, y también es la caja de Pandora: no tiene fin. Tras hacer un cambio te vendrán recuerdos de otras opciones que podrías haber elegido, que te generarán más dudas. La desesperación por hogares que no están a la  “altura”  de nuestras expectativas no es de Dios.

Trabajó varios años en el programa de mayor audiencia sobre diseño y remodelación de viviendas de EE. UU. ¿Qué aprendió?

Sobre todo, que la televisión es primero entretenimiento y en segundo lugar educación. Pero prima el deseo de entretener y mantener a la gente mirando sobre el de educar o apoyarla en su viaje de mejora del hogar. Lo que importa es crear dramatismo y hacer algo que parezca imposible. También aprendí que en estos programas se perpetúa la figura del diseñador que lo sabe todo y llega con una varita mágica. Las reformas domésticas no funcionan así. Los diseñadores tienen que escuchar a quienes pagan la factura. Y los propietarios deben participar en el proceso de remodelación. La dinámica en la que el propietario no sabe nada es peligrosa: la gente se siente insegura de sus decisiones.


De hecho, en España, vemos estos programas con escepticismo: familias con casas enormes que se quejan de falta de espacio. 

Como vivo en una ciudad muy cara, comparto tu escepticismo. Todo estadounidense debería preguntarse varias veces al día: “¿Realmente necesito esto?”. Vivimos en una cultura de excesos, y cuantas más cosas tienes, más espacio necesitas para guardarlas. En una casa pequeña, hay que reducir, pero este ejercicio es muy útil. Debes tener claro lo importante, lo que realmente necesitas, tus aficiones… 

¿Cómo tomar una decisión sobre el diseño de nuestra casa?

Tenemos que entender nuestros porqués y bajar un poco el ritmo. Me alegra no haber podido realizar muchas de las ideas que he tenido para mi propia casa, porque muchas de ellas eran fruto del orgullo, la vanidad o el aburrimiento. Debemos estar dispuestos a mejorar en nuestro trabajo por el Reino (lo que perdurará del trabajo del hogar): vivir, amar y servir. Si nuestro deseo de cambio no se apoya en esas cosas, ¿de qué sirve?

“Evita llenar espacios con cosas que no encajan con la vida real de tu familia”

¿Es posible crear un hogar que cada uno de los miembros de la familia sienta como propio?

Creo en la cocreación de un hogar. Todos los miembros de la familia deben sentirse expresados en la casa y deben saber que la casa también es suya. La casa no puede ser un dominio para los caprichos estéticos de una mujer. Eso no funciona en un matrimonio. Y si el diseño de interiores relega a los niños y a los maridos al sótano, no sirve bien a la familia.

¿Y cómo podemos crear espacios en casa que nos faciliten la vida familiar?

 Tenemos que ser realistas sobre cómo vamos a utilizar el espacio (para comer, para jugar, para relajarnos…) y no sorprendernos cuando terminemos haciendo allí precisamente eso. Por ejemplo, si en un lugar donde se supone que come o juega un niño pequeño no hay espacio para tirar comida y esparcir juguetes, hay conflicto. Lo mismo ocurre con los adolescentes. Por supuesto, tenemos que enseñar a nuestros hijos a limpiar lo que ensucian y establecer normas sobre dónde comemos, pero podemos reducir el conflicto evitando llenar espacios con cosas que no encajan con la vida real de nuestra familia. Yo tengo muy pocas cosas caras en casa; quiero que mi familia utilice la casa, que esté allí y se sienta a gusto.

¿Puede convertirse el hogar en un ídolo en nuestra vida?

El hogar puede convertirse (y se ha convertido) en un ídolo. Un ídolo es cualquier cosa que desvía nuestra atención de Dios y exige nuestra atención constante. ¡Lo veo en todas partes! Si el trabajo del hogar nos aleja de nuestras relaciones primarias no es de Dios. Nuestro trabajo no consiste en el embellecimiento de la casa. Eso es algo con lo que creo que mucha gente está confundida.

Cómo integrar la fe en el hogar

Paige Rien ya está escribiendo un tercer libro y, en esta ocasión, se va a centrar en cómo integrar la vida de fe en un hogar. En su opinión, “no basta con añadir arte religioso en algún lugar que pase desapercibido de la casa, sino que la fe forma parte de cómo vemos nuestros hogares, qué pensamos sobre nuestros hogares y cómo entendemos para qué sirve el hogar”. “La vida familiar es una forma de servir, amar, aprender, arrepentirse y crecer, así que cualquier cosa que apoye estos esfuerzos es una forma de integrar la fe y guiarnos en el camino”, añade la diseñadora. Algunas ideas: “Tener la Biblia abierta para leer tu salmo favorito o el evangelio diario, colgar una imagen de un santo que necesites que te recuerde que debes mejorar en algo o tener espacios dedicados al silencio también nos ayuda a encontrar a Dios más fácilmente en casa”.

Artículo publicado en la edición número 69 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

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