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Quédate con esto: ser fecundos en el día a día

Estas son las claves de la Misión del nº 66: cómo ser fecundos en nuestro día a día.
La Misión de este número: ser fecundos en el día a día

Por Beatriz López-Roberts

Artículo publicado en la edición número 66 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

FFecundidad espiritual. Ser fecundos va mucho más allá de la paternidad biológica: ¡consiste en generar personas! Por eso la mayor fecundidad de un matrimonio se hace palpable en la educación de sus hijos para que sean felices en esta tierra… ¡y, aún más, en la vida eterna!
EEl amor siempre da fruto. Cuando un matrimonio se entrega en totalidad, sin guardarse nada, ya está en marcha para generar algo nuevo. Esto es crucial para darse cuenta de que, incluso en situaciones complicadas como la infertilidad, el matrimonio puede ser infinitamente fecundo.
CCuida lo cotidiano. Nunca des por sentada tu forma de relacionarte con vecinos, compañeros de trabajo, padres del colegio… Es en esa rutina donde se presentan formas de dar fruto que marcan la diferencia: la sonrisa a un vecino que parece triste, la conversación con una compañera de trabajo que tiene algún problema, etc.
UUnidad en el amor. Las dos dimensiones del amor conyugal, la unitiva y la procreativa, son inseparables. Y este es el gran reto que afrontan los matrimonios desde la llegada de los anticonceptivos: se ha disociado tanto el acto sexual que no solo se llegó al sexo sin hijos, sino incluso al hijo sin sexo.
NNutrirse de la Eucaristía. La fecundidad del matrimonio brota de la sobreabundancia del amor de Dios. Al acercarse a la vida sacramental y a la oración, los esposos pueden crecer juntos y cultivar su comunión. Para poder dar hace falta recibir primero de la fuente de donde brotan todos los dones.
DDesignio de Dios. El sacramento del matrimonio no es un compromiso puramente humano, sino que de él manan infinitos dones y está permanentemente abierto al Espíritu Santo. Por eso la paternidad tiene que estar anclada en el designio de Dios.
IImportancia de la paternidad. Llegar a ser padre colma de sentido la vida. Los padres son capaces de sacrificar su propia libertad por algo mucho más valioso que su propio proyecto. La paternidad viene llena de aprendizajes profundamente enriquecedores, convirtiendo a los progenitores en personas más capaces.
DDar amor día a día. Hay que renovar la entrega en todo momento para mantener el ritmo del corazón. Recuerda que el corazón es un músculo que necesita “entrenar”, y eso se hace en actos cotidianos y de cariño hacia el cónyuge. Las obras configuran nuestros sentimientos y nos capacitan para amar.
AAbrazar la cruz. Lo que a primera vista puede parecer una desgracia para una familia (la enfermedad de un hijo, un revés económico…) puede tornarse en un manantial infinito de gracias y frutos abundantes. La experiencia de Carlos y Cristina (p. 48) lo demuestra.
DDar gracias por todo lo recibido. Conviene que el matrimonio repase su historia en común, para reconocer los dones que el Señor les ha dado. Un corazón agradecido huye del egoísmo, y se predispone para vaciarse de sí mismo y acoger con alegría lo que esté por venir.

Artículo publicado en la edición número 66 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

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