La revista más leída por las familias católicas de España

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Rod-Dreher_

Rod Dreher: “La fe conformable es una mentira”

Por José Antonio Méndez / Fotografía: Dani García 

Artículo publicado en la edición número 61 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

Con las propuestas que apuntó en La opción benedictina (Encuentro, 2018) y que vuelve a plantear en Vivir sin mentiras (Encuentro, 2021), el estadounidense Rod Dreher se ha convertido en un referente intelectual del cristianismo contemporáneo. Un éxito que radica en la originalidad de sus planteamientos y en la forma valiente con que los expone… y con la que él mismo vive su fe.

Propone en sus libros que los cristianos busquen formas de vivir alternativas a las que ofrece el mundo. ¿Por qué la sociedad occidental se ha vuelto “inhabitable” para los católicos?

Los cristianos somos siempre forasteros en el mundo, es inherente a nuestra condición, pero el mundo de hoy se ha vuelto especialmente hostil a las creencias cristianas tradicionales. Nuestra sociedad es cada vez más opulenta y llena de derechos, así que nadie quiere escuchar al cristianismo cuando dice que la riqueza y la posibilidad de satisfacer todos nuestros deseos puede corrompernos, y que la libertad no es hacer lo que te da la gana. Y la cosa cada vez va a peor.

¿A qué se refiere?

En pocos años, los cristianos hemos pasado de ser vistos como excéntricos, a ser considerados malvados. Y no hemos cambiado, lo que ha cambiado es la mentalidad de la gente, porque nadie quiere que le digan qué cosas está haciendo mal. Aunque guardemos silencio, el solo hecho de que los cristianos no vivamos como el resto es visto como un ataque.

“Los cristianos hemos pasado de ser vistos como excéntricos, a ser considerados malvados”

O sea, que como en el martirio de Tomás Moro por ser fiel a la fe en la defensa del matrimonio, el silencio es considerado culpable.

La cultura woke, o de la cancelación, es un activismo que repite: Silence is violence (el silencio es violencia). Ya no es posible ser discreto: si no afirmas lo que dicta el pensamiento políticamente correcto, dicen que les estás atacando. Por eso el entorno social y mediático resulta abrumador y anticristiano.

¿Es posible escapar de esa corriente cultural anticristiana?

La propaganda sobre temas como la homosexualidad, la ideología de género o el neoracismo es casi imposible de esquivar. Sus ideologías intentan que nosotros y nuestros hijos cambiemos la manera de pensar y nos sintamos siempre culpables, como si hubiéramos hecho algo vergonzante por creer en lo que creemos. Y si no reaccionamos activamente, acabaremos creyéndonos toda su propaganda.

Dice que vamos hacia un escenario restrictivo para las libertades. ¿Lo dice como hipótesis, o ve posible un nuevo totalitarismo?

Gracias por atreverse a hacer esta pregunta, porque la gente no quiere pensar sobre estas cosas, ni creer que la sociedad pueda volverse totalitaria. Le doy un ejemplo: hace poco hablaba con una venezolana que tuvo que escapar del socialismo y me decía que intenta alertar a los españoles porque las cosas que han destruido a su país están empezando a pasar a aquí, pero nadie quiere creerla. Y esto no ocurre solo en España. Tenemos que abrir los ojos a las cosas que están pasando y actuar mientras estemos a tiempo, porque lo que ocurrió en la URSS (totalitarismo y persecución) puede pasar en cualquier lugar y época, bajo las circunstancias adecuadas.

Las manos de Rod Dreher sostienen un rosario

Hablar así le ha cerrado puertas. ¿No le importa denunciar cuestiones incómodas?

Verá, hace poco estuve en Rumanía. Mi editor me dijo que quizás vinieran 100 personas y vendiéramos 50 libros. Pero vinieron más de 500 personas y vendimos 400 libros. Algunas personas viajaron 12 horas para llegar, y me decían que llevaban mucho tiempo pensando las mismas cosas que yo digo en mis libros, pero que no se las oían a nadie ni en sus comunidades religiosas, ni en los grandes medios. Yo solo pretendo ayudar a los cristianos a ver que no estamos ni locos, ni solos, y que la propaganda a la que estamos sometidos es una gran mentira que nos quiere hacer ver el mundo a su manera, para que renunciemos a nuestra fe. Pero mi fe es la roca en la que me apoyo para resistir. Sé que el Señor es real, es el autor de la realidad, y si permanecemos junto a Él y damos la cara por Él, estamos al lado de la verdad y del bien.

Aunque, para ser honestos, parece que tampoco los cristianos estamos encontrando en nuestra fe las claves para afrontar los desafíos presentes y futuros…

Es cierto. En general, los católicos que llegaron a la mayoría de edad con el Concilio Vaticano II o un poco más tarde, creyeron que podía darse un cambio en la Iglesia para hacerla parte del mundo moderno. Es una visión a la que la gente mayor (obispos, religiosas, laicos…) no quiere renunciar. Los católicos que tienen de 40 años para abajo no son tan ilusos: han asumido que el mundo es postcristiano. El problema es que la gente mayor vive negando que al mundo no le interesa lo que los cristianos tengamos que decirle. Aunque eso no es lo más grave.

¿Y qué lo es, entonces?

Que para cualquier cristiano es muy difícil saber hoy qué tenemos que decir a la sociedad, porque nos falta confianza en nuestra propia fe. Los estudios sociológicos demuestran que, independientemente de la confesión, la mayoría de las personas cree que existe algo parecido a Dios que quiere que seamos felices, pero con quien no es necesario tratar a menos que queramos pedirle algo, y que nadie va al infierno, salvo, tal vez, Hitler. Parece de broma, pero para la mayoría de los cristianos la fe es algo así como bautizar nuestros deseos y tener una sensación de confort psicológico.

“Hoy puedes perder tu trabajo o ser rechazado en tu propia familia si no aceptas la ideología dominante”

O sea, un cristianismo sin cruz.

Exacto, ¡y si no hay cruz, no es cristianismo! Puede ser el “cristianismo sin lágrimas” del que habla Huxley, en el que la fe nos ayude a pasar por la vida sin dolor, pero eso no es lo que nos ofrece Cristo. Mucha gente dice que admira a Cristo, pero Jesús no busca admiradores, sino que llama a discípulos. Y puedes saber quiénes son sus discípulos por su disposición a sufrir. No podemos separar a Cristo de la cruz. La gran lección de los mártires es que nos llaman a cargar nuestra cruz para convertirnos y cambiar de vida. La fe confortable es una mentira, un fruto del totalitarismo blando que se aprovecha del miedo y la ansiedad de las personas.

¿A qué se refiere cuando habla de totalitarismo blando?

En Estados Unidos y en Europa pensamos que los totalitarismos no pueden volver, pero no es verdad. Aún no hay grandes cambios en los Gobiernos, pero las empresas, las universidades, las instituciones, los medios…, caminan hacia la idea de que hay una única ideología aceptable. Todavía no nos meten en la cárcel por pensar diferente, pero puedes perder tu trabajo o tu prestigio, no ser admitido en una universidad, ser expulsado de la escuela o ser rechazado en tu propia familia si no aceptas los dogmas políticamente correctos. Así se asienta el totalitarismo en una sociedad: diciendo que hay una única ideología permitida. Incluso a través de los cereales.

Rod-Dreher reflejado en un espejo sentado en una librería

¿Cereales? ¿A qué se refiere?

En Estados Unidos hay marcas de cereales para niños que incluyen cajas del orgullo LGTBI, en las que piden a los niños que elijan su género. Es un ejemplo entre millones. Esto sucede, entre otras razones, porque muchas personas que no están de acuerdo con este adoctrinamiento guardan silencio por miedo a ser catalogados como homófobos o racistas. Ni siquiera los políticos conservadores tienen nada previsto para proteger las libertades de los niños y de las familias, ni la libertad religiosa. Claro que tampoco muchos sacerdotes católicos u ortodoxos, ni pastores protestantes, se atreven a hablar de ello.

¿Por qué se da ese silencio?

Es algo típico de los clérigos de clase media, que desean mantenerse tranquilos a cualquier precio, aunque hoy haya familias enfrentadas, jóvenes que denuncian a sus padres por ser presuntamente racistas u homófobos, escuelas en las que se adoctrina y se dice a los niños que es correcto apartarse de sus padres según sean sus ideas… Me enfada mucho que ni la Iglesia católica, ni la ortodoxa, ni las confesiones protestantes digan nada de esto y se excusen diciendo que no quieren hablar de política. ¡Esto no es política! ¡Es defender la verdad y la libertad de las personas! Por eso, es el momento de que los cristianos que queremos tener los ojos abiertos, seamos seglares o consagrados, nos organicemos y alertemos con valentía de lo que está pasando. Luchar de manera sacrificada por defender el bien es el papel de los cristianos hoy.

Relaciona la fe con el martirio y el dolor, por experiencia propia.

La mayor mentira de hoy, y de la que nadie quiere darse cuenta, es eso de que la vida tiene que ser feliz. Pero la realidad no es así. Mi hermana murió de cáncer de pulmón cuando tenía 42 años, aunque jamás había fumado. Fue un shock, pero estas tragedias pasan todo el tiempo. El editor del que le he hablado antes murió a los pocos días de viajar conmigo a Rumanía, en su cama, a los 43 años. Muchas personas, sin embargo, se han convencido de que la vida consiste en la ausencia de sufrimiento.

“No tenemos un tiempo ilimitado para servir al Señor y prepararnos para lo que viene”

En su último libro describe las mentiras más aceptadas hoy, y los dogmas del pensamiento dominante, algunas de las cuales usted mismo compartía hasta su conversión. Es el ejemplo de que hay motivo para la esperanza.

Por supuesto. Debemos tener confianza plena en que lo que nuestro Señor reveló, la Biblia dice y la Iglesia enseña es verdad, y no solo para los cristianos, sino que es una verdad universal. No podemos dejarnos intimidar y sentirnos avergonzados de nuestra fe, porque el Evangelio nos libera. Yo era ateo y llegué a la fe en la edad adulta, tras una primera experiencia de Dios muy intensa al entrar en una iglesia de Chartres mientras hacía turismo. Actualmente soy ortodoxo. Tardé mucho en comprometerme como cristiano porque temía perder mi libertad sexual (aunque no hiciera mucho uso de ella). Pero cuando llegué a Cristo y esperé al matrimonio, entendí que no solo en ese tema, sino en todo lo que la Iglesia enseña, lo hace para que maduremos en el amor, en la entrega y en el sacrificio. Eso es algo que hoy no se enseña. Los gobernantes, incluso, nos van a decir que tendremos que renunciar a derechos y libertades como la de expresión o la religiosa para garantizar nuestra felicidad y seguridad. Pero los cristianos tenemos que huir del mal y correr hacia el bien.

¿Qué desea decir para terminar esta entrevista?

Gracias por esta pregunta, no la quiero desperdiciar. Quiero insistir sobre la urgencia del momento. No tenemos un tiempo ilimitado para servir al Señor y prepararnos para lo que viene. Podemos superar la situación actual, pero no si nos quedamos esperando a que alguien actúe por nosotros. El problema de nuestro tiempo se resuelve con mucha oración, mucho ayuno y muchos sacrificios, creando comunidades fieles al Señor y evitando el individualismo. Hoy mucha gente piensa que no necesita a Dios, y nosotros los cristianos (y me acuso a mí mismo) vivimos como si Dios fuese opcional. Tenemos que abrir los ojos para descubrir al Señor, y mostrar al mundo con nuestras vidas que estamos dispuestos a apostar todo por Él.

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