La revista más leída por las familias católicas de España

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Roda de Isabena.(Romanico s.X) Valle de Isábena.Pirineo Aragones.Huesca.España.

Ruta por el Alto Aragón: una peregrinación para tomarse en serio la santidad

Peregrinar siempre viene bien, y más cuando se hace en familia tras las huellas de grandes santos. Te proponemos un recorrido por el Alto Aragón, desde Barbastro, pasando por el santuario de Torreciudad, y culminando en Graus, por parajes que mezclan insuperables encantos naturales con invaluables testimonios de fe.

Por Isabel Molina Estrada

Artículo publicado en la edición número 69 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

Aragón es tierra de santos muy queridos, como san Pascual Bailón (s. xvi), de quien la tradición cuenta que a veces orando se ponía a bailar de alegría; san José de Calasanz (s. XVI), fundador las escuelas Pías; o san Josemaría Escrivá (s. XX), el santo de lo ordinario, fundador del Opus Dei.  Y posee una extensa lista de mártires que dieron su vida en Barbastro, la diócesis más castigada durante la represión anticlerical de agosto de 1936, con más de dos centenares de mártires que derramaron su sangre: 114 sacerdotes, además de 51 frailes claretianos, 18 benedictinos y 9 escolapios. En esta tierra exaltada con la corona del martirio, se pueden encontrar incontables experiencias para acercarse más a Dios y disfrutar en familia. 

El Somontano

Barbastro, capital de la comarca del Somontano, combina en su entorno paisajes naturales de belleza sublime, senderos señalizados para disfrutar de un paseo en familia, bodegas donde degustar vino de gran calidad, como la Bodega Pirineos, y pueblos de encanto, como Alquézar, un precioso y laberíntico caserío medieval, en cuyas inmediaciones se pueden transitar los barrancos de la Sierra de Guara y divisar el río Vero desde sus pasarelas metálicas. 

Turismo religioso en Barbastro

Además de estas llamativas experiencias culturales, Barbastro alberga un riquísimo patrimonio de fe. Nuestra peregrinación comienza en la catedral de Santa María de la Asunción de Barbastro (construida entre 1517 y 1533), cuyo retablo mayor, de alabastro y madera policromada, es en parte obra del mejor maestro escultor de la Corona de Aragón, Damián Forment. La catedral alberga también los restos del obispo Florentino Asensio, beato martirizado por los milicianos durante la Guerra Civil y quien sufrió quizá la peor de las torturas. 

Continuamos el recorrido en el Museo Diocesano Barbastro-Monzón, inaugurado en 2010, para disfrutar una importante colección del arte religioso de Huesca. En sus 900 metros cuadrados se puede apreciar el último milenio del rico arte occidental de esta zona, desde el bello románico al imponente barroco. En la esquina de la plaza del mercado el visitante se encuentra con la casa natal de San Josemaría, hoy convertida en centro cultural. Y junto a la iglesia de los Padres Misioneros, está el museo de los 51 misioneros mártires claretianos de Barbastro, fusilados en el verano de 1936 y beatificados el 25 de octubre de 1992 por san Juan Pablo II. Allí se contempla la urna de cada mártir y se leen testimonios escritos en papelitos o en pañuelos:  “Cuando te llegue este pañuelo ya habré dado mi sangre por Dios… Nos vemos en el Cielo”.

La última parada de este tramo es el monasterio de Nuestra Señora del Pueyo, situado en una bella colina a tres kilómetros de Barbastro con vistas impresionantes del Pirineo. Se cuenta que allí la Virgen se apareció al pastor san Balandrán, en1101, para pedirle un templo. Ese es el origen remoto del monasterio benedictino que hace casi un siglo albergaba a una comunidad de 22 hermanos, de los cuales 18 fueron también mártires en el 36. Debajo del altar están sus huesos y todo peregrino que llega puede depositar allí sus peticiones. 

Torreciudad, imponente

A sólo 24 kilómetros de Barbastro está el santuario de Torreciudad, un bellísimo enclave rodeado por las aguas color turquesa del embalse de El Grado. En la década de los 70 el Opus Dei erigió este monumental santuario a pocos metros de la ermita a la que acudían desde el s. xi los peregrinos en busca de los cuidados maternales de Nuestra Señora de los Ángeles.  

Cada mes de septiembre (este año el sábado 16), se celebra la Jornada Mariana de la Familia. La cita anual es  “un fuerte impulso de esperanza y alegría, donde se contagia un extraordinario ambiente de confianza en la Madre de Dios”, subraya a Misión Ángel Lasheras, rector del santuario. 

Torreciudad, que forma parte de la ruta mariana junto a El Pilar, Montserrat, Meritxell y Lourdes, es uno de los lugares más visitados del Pirineo aragonés.  “En otros santuarios la enfermedad, la fe o la penitencia son señas características. En Torreciudad lo principal es la cercanía de Nuestra Madre en la vida familiar ordinaria, que nos lleva a Jesús a través de la Confesión”, explica Lasheras. En la visita se puede disfrutar también de una nueva museografía que incluye una proyección de vídeo-mapping en la que con luz y color se recrea un diálogo imaginario entre la Virgen y san Josemaría; y del espacio Vive la experiencia de la fe, una inmersión multimedia que hace vivo el Evangelio a través de esculturas hiperrealistas y gafas 3D.

Roda de Isábena y Graus

La última parada indispensable es la comarca de La Ribagorza. A ella pertenece Roda de Isábena, un bello pueblo situado en un enclave único, en pleno Pirineo Aragonés. Antigua sede episcopal, tiene el honor de ser el pueblo más pequeño de España con una antigua sede catedralicia de belleza incomparable. La villa de Graus, capital de la comarca, junto con la basílica santuario de Nuestra Señora de la Peña, construida en el siglo xvi, fueron a su vez declarados Conjunto histórico-artístico en 1975. Mención aparte merece la Iglesia de San Miguel. Allí predicó el gran santo Vicente Ferrer (1350-1419) en 1415. Con su predicación en esta villa el santo convirtió a gran cantidad de herejes e infieles, obrando además impresionantes milagros.

“El sufrir es un momento, el gozo es eterno”

Iban a la muerte como a una fiesta: memoria del martirio de Barbastro (Encuentro, 2012) son los recuerdos de Plácido María Imirizaldu, uno de los seis colegiales que vivían con los 18 benedictinos del Monasterio de Nuestra Señora del Pueyo martirizados en la Guerra Civil. El libro relata que en el camión en el que los milicianos los llevaron al martirio los monjes iban clamando: “¡Viva Cristo Rey, viva la Virgen del Pilar, viva la Virgen del Pueyo!”. Proclamaban su fe con alegría. El prior quiso ir a pie, detrás del camión, y en voz alta animaba a los demás: “Ánimo, arriba los corazones. El sufrir es un momento, el gozo eterno”, mientras dos guardias lo insultaban y lo golpeaban. En un tramo del camino se apoyó en un arco del hospital y pidió saludar a su madre. Los milicianos creyeron que se refería a su anciana madre hospitalizada, pero el prior se volvió hacia el Pueyo y con voz potente entonó un canto de despedida a la Virgen. Se abalanzaron sobre él increpándolo y él contestó: “¿No sabéis que mi Madre es la Virgen del Cielo?”, a lo que ellos contestaron: “¡Te vas a morir para que no cantes más a tu Madre!”. Y mientras continuaba cantando, le dispararon en la boca. Los benedictinos habían logrado consagrar en la última misa que celebraron el 25 de julio de 1936, un mes antes de su martirio. El abad llevaba a diario la comunión al obispo Florentino Asensio, que sufría lo indecible, en compañía del autor del libro, quien entonces tenía 15 años. El testimonio de fe y entereza del prelado marcó su vocación de por vida. 

Pasarelas de Alquézar

Un buen plan en familia es la Ruta de Pasarelas de Alquézar, un recorrido circular con tres tramos: el acceso desde el pueblo de Alquézar por el barranco de la Fuente a través de senderos, escaleras y puentes de madera; las pa-sa-relas metálicas sobre el cañón del río Vero, un paseo espectacular sobre estructuras metálicas fijadas a la roca, con alturas de entre 5 y 20 metros sobre el agua; y, por último, el ascenso por un terreno escalonado hasta regresar al pueblo. Un trayecto de dos horas por el que pasan 120.000 visitantes cada año. No se recomienda para ir con niños muy pequeños ni es apto para carritos o bicicletas. El precio es de 5 euros por persona y gratis para menores de 12 años.

www.pasarelasdealquezar.com

Artículo publicado en la edición número 69 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

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