Por Javier Lozano
Artículo publicado en la edición número 68 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.
“No anteponer nada al amor de Cristo”, prescribió san Benito en su regla. Y con tal radicalidad lo vivió, que era temido incluso por el demonio, al que expulsaba haciendo la señal de la cruz.
El origen de esta medalla es antiquísimo. En 1742, siglos después de que ya estuviera muy extendida, el papa Benedicto XIV aprobó oficialmente su uso, mientras que el diseño actual fue creado en 1880 para conmemorar el jubileo por los 1.400 años del nacimiento de san Benito.
No es ni un amuleto ni un objeto para supersticiosos, sino un recordatorio para los cristianos de la presencia de Dios y de su continua protección hacia sus hijos.
La Medalla de san Benito tiene que estar bendecida con una fórmula especial. En ella se pide a Dios que aleje al que la porta del poder del diablo, y se implora por su salud de alma y cuerpo.
Pero para obtener los beneficios de esta medalla es necesario llevar una vida coherente con el Evangelio. El demonio no puede entrar donde habita la gracia, pero el cristiano deberá combatir siempre las tentaciones del Maligno. De ahí, la necesidad de la oración, de la señal de la cruz y de la invocación a Jesús, todas ellas representadas en esta medalla.
El anverso
En el centro aparece la imagen de san Benito. En la mano derecha porta una cruz, que representa el poder salvador de Cristo. En la izquierda muestra un libro con las reglas de su orden. Justo a los lados del santo aparece una pequeña inscripción: “Crux Sancti Patris Benedicti” (Cruz del Santo Padre Benito). Un poco por debajo aparecen dos símbolos que lo rodean: una copa de la cual salen una víbora y un cuervo. El primero tiene relación a cuando algunos monjes intentaron envenenarlo. El santo hizo el signo de la cruz en la copa y ésta se partió en pedazos. El ave a su vez recuerda otra ocasión en la que le intentaron envenenar y ordenó al cuervo que transportara ese trozo de pan a un lugar donde nadie pudiera comerlo. Alrededor del santo se encuentra la inscripción “Eius in obitu nostro praesentia muniamur”, que significa: “Que a la hora de nuestra muerte nos proteja tu presencia”.
El reverso
En la parte superior aparece la palabra “Pax”. En el centro está la cruz de san Benito, en cuyo brazo vertical se leen las iniciales C.S.S.M.L, “Crux Sacra Sit Mihi Lux”, es decir, “que la Santa Cruz sea mi luz”. En el brazo horizontal están inscritas las letras N.D.S.M.D., “Non Draco Sit Mihi Dux”, que traducidas significan “que el demonio no sea mi guía”. A cada uno de los costados de la cruz encontramos las letras que conforman C.S.P.B, que hacen nuevamente referencia a la Cruz del Santo Padre Benito. Y en el borde de la medalla, siguiendo las agujas del reloj, se puede leer: V.R.S. “Vade Retro Satana” (Retrocede, Satanás); N.S.M.V “Non Suade Mihi Vana” (No me satisfacen cosas vanas); S.M.Q.L. “Sunt Mala Quae Libas” (Es malo lo que me ofreces); y I.V.B “Ipse Venena Bibas” (Bebe tú mismo tu veneno).
Artículo publicado en la edición número 68 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.