Por Javier Lozano
Artículo publicado en la edición número 68 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.
Tomás era un joven robusto y grande, de 1.90 metros, pero también silencioso y retraído. Con el objetivo de burlarse de él sus compañeros de estudio le apodaron bovem mutum, el “buey mudo”. Pero un día llegaron a su profesor, nada menos que san Alberto Magno, los apuntes de aquel estudiante, y tras leerlos dejó para la historia una frase que acabaría siendo una profecía: “Ustedes lo llaman el buey mudo. Pero este buey llenará un día con sus mugidos el mundo entero”.
Aquel joven era santo Tomás de Aquino (1225-1274), un “buey mudo” que se convirtió en el “doctor Angélico”, título que según Benedicto xvi se le atribuye al gran santo dominico por “la sublimidad de su pensamiento y la pureza de su vida”.
Triple jubileo
Hasta 69 veces es citado en el Catecismo, sólo superado por san Agustín. Es doctor de la Iglesia, y a su vez es conocido como Doctor Común y Doctor de la Humanidad. Es el gran exponente de la Escolástica y un pilar fundamental que gracias a su pensamiento ha sostenido al catolicismo durante siglos. No es de extrañar, por tanto, que la Iglesia haya hecho algo excepcional para un personaje fuera de lo común. Ha declarado un triple Jubileo para santo Tomás, que incluirá el vii centenario de su canonización en 2023, el 750 aniversario de su muerte en 2024 y el viii centenario de su nacimiento en 2025. Un hecho histórico para un miembro ilustre de la Orden de Predicadores.
Vivió tan sólo 49 años, pero dejó para la Iglesia y para el mundo una vasta y descomunal obra, sin que ello le impidiera realizar largos viajes por toda Europa. Destaca entre ella la Suma Teológica, un enorme catecismo con toda la doctrina católica, y la Suma contra gentiles, un completo compendio que explica por qué el cristianismo es la religión verdadera.
Una mente privilegiada
Fray Thomas Joseph White, OP, rector de la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino de Roma, conocida popularmente como el Angelicum, define para Misión al santo como “una mente paciente, capaz, caritativa y sabia”. Paciente –explica este fraile converso al catolicismo– porque santo Tomás “se tomó en serio las distintas opiniones y perspectivas que le rodeaban y buscó comprenderlas profundamente”. Capaz porque se atrevió, y con gran éxito, con numerosos campos de estudio, desde las ciencias naturales a una teología profunda. Caritativo porque “buscó el conocimiento por su amor a Dios y a las personas”. Y por último, sabio porque ante todo quiso “ordenar todas las cosas a la luz del bien último, Dios Trinidad, quien da la vida y luz a todas las cosas”.
En busca de razones últimas
“Santo Tomás de Aquino estaba persuadido de que lo mejor que puede hacer un hombre es dedicarse a pensar, entregarse a averiguar cuáles son las razones últimas, más profundas y nucleares de toda la realidad y de cualquiera de sus aspectos”, explica a su vez José Juan Escandell, filósofo y miembro del Instituto Santo Tomás.
El doctor Angélico representa el gran exponente de la escolástica, la corriente teológica y filosófica que ha explicado la condición humana y de la fe que durante ocho siglos ha influido poderosamente en el Magisterio, pero también en las universidades y su funcionamiento. Según Escandell, esta escolástica “significa el triunfo de la cultura católica, es decir, de una fe cristiana que genera –no que adopta– la filosofía y la teología”.
Algunas de sus aportaciones decisivas para la historia pasan por su distinción entre fe y razón, y entre razón científica y razón filosófica. Sentó las bases para mostrar que son compatibles y armónicas entre sí, pues todas ellas proceden de la misma fuente: Dios. Del mismo modo, destaca su concepción católica del ser humano, que se condena o se salva por su propia libertad. “La gran idea católica del hombre que santo Tomás lleva a su formulación más perfecta es que el hombre pecador tiene en su libertad el instrumento que, apoyado por Dios mismo, le hace dueño de su destino”, agrega Escandell.
Un santo necesario hoy
Santo Tomás encontró la verdad de su vida y desde ese momento se entregó por completo a ella. Y no lo tuvo fácil, pues su familia llegó a secuestrarle y a encerrarle para que no siguiera la llamada de Dios.
A una capacidad intelectual fuera de toda duda, al fraile nacido en Aquino (entre Roma y Nápoles) se le unía una humildad extraordinaria y una fe pura. “Era un hombre sumido de continuo en la oración contemplativa y tenía predilección por el Santísimo Sacramento, de hecho, es bien sabido que compuso el conocido oficio del Corpus Christi”, señala el filósofo del Instituto Santo Tomás.
En las últimas décadas el pensamiento de santo Tomás ha sido arrinconado en la filosofía, pero también en parte de la Iglesia. El padre White cree que en esta “posmodernidad contemporánea” se han perdido figuras como Platón, Aristóteles o el propio Aquino, cuando estos autores llegan a tener “una comprensión más profunda de la ética humana que las fuentes contemporáneas”.
Escandell ve en el santo un referente fundamental. “Santo Tomás es incompatible con una ‘Iglesia ONG’, ni siquiera con una Iglesia volcada en acción política y social. Lo importante no son los pobres ni la democracia, sino Cristo. Una Iglesia que cree en Dios Padre Todopoderoso, en su Hijo Unigénito Redentor y en el Espíritu Santo encuentra en santo Tomás su mejor soporte intelectual”, concluye.

Fe y Razón en Santo Tomás
El santo dominico realizó una aportación fundamental: la fe y la razón son compatibles entre sí, algo hoy obvio en el pensamiento cristiano, pero cuyas bases sentó contundentemente este santo. Estas dos citas lo demuestran:
La fe está sobre la razón. “La fe no está contra la razón, sino sobre la razón, y por tanto no se dice que se niega a la razón como si se destruyese a la verdadera razón, sino que la cautiva en obsequio de Cristo” (Comentario a las sentencias de Pedro Lombardo).
La existencia de Dios está al alcance de la razón. “Sobre lo que creemos de Dios hay un doble orden de verdad. Hay ciertas verdades acerca de Dios que sobrepasan la capacidad de la razón humana, como es, por ejemplo, que Dios es uno y trino. Hay otras que pueden ser alcanzadas por la razón natural, como la existencia y la unidad de Dios, etc., que incluso demostraron los filósofos por la luz natural de la razón” (Suma contra gentiles).
7 claves de su herencia
Santo Tomás de Aquino ha dejado una enorme herencia al pensamiento cristiano y a la propia filosofía. José Juan Escandell, doctor en Filosofía, cita algunas de estas aportaciones:
1. La fe y la razón son armónicas entre sí porque ambas son obra de Dios.
2. Hay verdad y el hombre puede alcanzarla en alguna medida.
3. Dios puede ser conocido por la razón del hombre como el Autor de todo cuanto existe.
4. Los ángeles, espíritu sin materia alguna, forman entre sí una jerarquía al servicio de Dios.
5. Existe el bien y el mal moral. Dios ha entregado al hombre libertad. Con ella puede hacer el bien o el mal.
6. La materia y lo inmaterial se compenetran entre sí.
7. La redención del hombre es prolongada y aplicada en la historia por la Iglesia, que administra la enseñanza de Cristo y los sacramentos.
Por Javier Lozano
Artículo publicado en la edición número 68 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.