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Una explicación del santuario del Cerro de los Ángeles

El epicentro del Año Jubilar del Sagrado Corazón de Jesús es el Santuario del Cerro de los Ángeles, un lugar lleno de significado histórico y de gran simbología evangelizadora.

Por Santiago Menor y Francisco Javier Villar García / Fotografía: Diócesis de Getafe y Javier Ugarte

Artículo publicado en la edición número 52 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

El Cerro de los Ángeles, en la localidad madrileña de Getafe, es considerado el corazón geográfico de la Península Ibérica. Por eso fue el lugar elegido para levantar un monumento a Quien es el Corazón de todo cuanto existe: Cristo. Él fue representado en el centro del país para recordarnos que estamos llamados a dejarle ser el centro de nuestro día a día. 

Dios no es una divinidad lejana: tomó carne, entró en la Historia, tiene sentimientos… tiene Corazón. Y en nuestra rutina diaria no hay mayor consuelo que contar con Él. Esa es la esencia de la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús. 

El 30 de mayo de 1919, en nombre de todo el pueblo español, el rey Alfonso xiiirealizó la Consagración de España al Corazón de Cristo. En 1936, la imagen del santuario original, del maestro Aniceto Marinas, fue fusilada, dinamitada y derruida por los milicianos de la ii República (aunque ni una sola bala impactó en el relieve del Corazón). Y en 1965, se levantó una réplica de la imagen realizada por el propio Marinas, una basílica subterránea (el monumento es, a su vez, el techo de la iglesia), y un conjunto escultórico de gran significado.

Un siglo después de esa Consagración, el Año Santo concluirá el próximo 24 de noviembre, solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, con un triple llamamiento a los católicos: confesar la fe en Dios, reparar con nuestros buenos actos el Corazón de Jesús, y responder al mandato de Cristo de anunciar el Evangelio. 

  1. Tres momentos.
    El cielo se extiende sobre los ojos, inabarcable, como el Padre Eterno. Entre Él y nosotros, Cristo es el único mediador. Y más cerca, derramándose junto al altar de los sacramentos, el Espíritu Santo. 
  2. La Madre.
    El bajorrelieve del Inmaculado Corazón de María recuerda que Dios tomó carne en el seno de la Virgen. Durante la gestación, en María latían a la vez su corazón inmaculado y el corazón de su Hijo. Y nunca se desacompasaron. En pleno siglo XX, España, “tierra de María”, hacía caso una vez más a la Iglesia, que pedía con insistencia consagrar el género humano al Corazón de la Madre de Jesús. 
  3. El escudo y el altar.
    Los ángeles sostienen el escudo de España, mientras el Espíritu Santo se irradia sobre el Altar de la Patria. Dios no abandona a su pueblo, pero el auxilio divino está ligado a la fidelidad de sus hijos: quienes se acercan a Dios, sobre todo a través de la Eucaristía, son sostenidos por Él.
  4. Los cuatro grupos escultóricos.
    Iglesia Triunfante: Representa a la humanidad santificada por la Gracia, a través de algunos santos que muestran el misterio del amor de Dios escondido en su Corazón: san Agustín, doctor de la Gracia; santa Margarita María de Alacoque, que recibió la visión del Sagrado Corazón; san Francisco de Asís, modelo del amor de Cristo; santa Teresa de Jesús, mujer atenta a la revelación divina; san Juan, que se apoyó en el pecho de Jesús en la Última Cena; santa Gertrudis, precursora del apostolado del Corazón de Jesús; y el beato Bernardo de Hoyos, apóstol de la promesa del reinado de Cristo en España.
    Cerro de los Ángeles. La-Iglesia-triunfante
    España Misionera: Exalta la vocación misionera de España, que ha llevado el Evangelio por todo el orbe, de Filipinas a América, con celo apostólico. Lo representan la reina Isabel la Católica; Cristóbal Colón; Hernán Cortés, conquistador y evangelizador de México; san Junípero Serra, franciscano, símbolo del misionero español que lleva el amor de Dios hasta los confines del mundo; y un grupo de indios que, rendidos ante el Sagrado Corazón, testimonian a los pueblos que han conocido a Dios a través de la labor misionera de España. 
    Cerro de los Ángeles. España-misionera
    Iglesia Militante: Son los cristianos que acuden a Jesús con ansias de ser santos. Personas anónimas que, a pesar de los agobios diarios, desean amarle. ¿Y cómo lo hacen? Mediante la caridad (representada por una monja de la Orden de San Juan de Dios, que cuida de los niños), la humildad (una mujer y una niña que ofrecen flores a Cristo), el amor (unos padres y su hijo, Iglesia doméstica) y el arrepentimiento (un hombre que sujeta un yugo, pues Cristo carga junto a nosotros el peso de nuestros pecados). 
    Cerro de los Ángeles. La-Iglesia-militante
    España Defensora de la fe: Uno de los orgullos de España fue haber defendido la fe católica incluso en momentos turbulentos de la Historia. En la comitiva de defensores están: el obispo Osio de Córdoba, representante del emperador Constantino en el Concilio de Nicea; el rey don Pelayo, iniciador de la Reconquista contra los musulmanes; el padre Laínez, figura principal ante las herejías protestantes; don Juan de Austria, vencedor de la batalla de Lepanto; y el obispo Polanco, mártir en el asedio de Teruel, y el joven Antonio Rivera, “el ángel del Alcázar”, símbolos de cuantos fueron asesinados por odio a la fe durante la Guerra Civil. 
    Cerro de los Ángeles. España-defensora-de-la-fe
  5. El descanso.
    El friso de la portada luce una frase de Jesús (Mateo, 11):  “Venid a mí todos los que trabajáis y vivís agobiados, que yo os aliviaré”. Entrar en el corazón de Cristo Eucaristía es descanso para los que viven asediados por las luchas de la vida. 
  6. Carácter nacional. 
    Entre las dos puertas de entrada a la iglesia, tres esculturas de tres metros representan el carácter nacional del monumento: en el centro, san Isidro Labrador caracteriza al pueblo español de toda condición, que es servido por el Estado y por la Iglesia, representados por el rey san Fernando (derecha) y san Isidoro de Sevilla (izquierda).

Elementos del Sagrado Corazón

Bendición. El Sagrado Corazón, de 11 metros y medio, extiende ambas manos bendiciendo al pueblo. Cristo protege a los hombres y nos muestra su rostro: Él fue hombre para que sepamos que conoce lo que sufrimos, pensamos y sentimos.

Tres dedos. Las manos que bendicen tienen tres dedos juntos, símbolo de la Trinidad. Es un Dios Persona, con quien podemos hablar de Corazón a corazón. 

Hombre y Dios. El Corazón de Jesús es humano, pero incendiado por un fuego (el de su amor) que no lo consume, como el símbolo de Yahveh en la zarza. El amor del Dios hecho hombre está coronado por la cruz (sacrificio que nos ha salvado) y por espinas (el dolor que le causan nuestras ofensas). Irradia luz, porque sin Él, perdemos el camino.

En presente. La sentencia “Reino en España” actualiza la promesa hecha por Jesús al beato Bernardo de Hoyos en 1730. Hablaba de futuro (“reinaré en España”), pero la acción de Dios no espera al mañana: su amor se da en presente.

Artículo publicado en la edición número 52 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

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