La revista más leída por las familias católicas de España

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Asfixiados por el adoctrinamiento

Asfixiados por el adoctrinamiento

La sociedad lleva tiempo sufriendo ataques desde numerosos flancos que buscan erradicar toda su herencia cristiana y las instituciones que la han sustentado durante siglos. De momento este adoctrinamiento parece funcionar: la familia, el matrimonio e incluso el cristianismo hacen amagos de tambalearse… ¿Conseguirán su objetivo quienes están detrás de esta ofensiva?

Por Javier Lozano

Artículo publicado en la edición número 65 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

George Orwell, el genial escritor británico, mostraba en su conocida obra 1984 (publicada en 1949) una sociedad distópica en la que el adoctrinamiento había llegado a su cénit transformando totalmente la sociedad. Un ejemplo de esta nueva realidad: dos y dos ya no eran cuatro, sino cinco. Lo decía el Gran Hermano y bastaba para ser la verdad oficial.  “La mayor de las herejías era el sentido común”, se lamentaba Winston Smith, protagonista de la novela, mientras intentaba resistirse a la manipulación generalizada.

¿Estamos tan lejos de esta situación? Cuando la ideología niega la biología, el lenguaje es retorcido hasta el extremo, la historia es borrada y la cultura woke cancela a todo aquel que se sale del discurso dominante aquel escenario distópico no parece tan lejano.

El adoctrinamiento busca que los seres humanos desconfíen unos de otros erosionando el matrimonio y la familia

“Hay un programa completo que responde a una agenda que pretenden imponernos y que supondría el debilitamiento de los seres humanos, con su reducción en número y en fortaleza. Se trata de aislarlos y que desconfíen unos de otros dificultando las parejas y erosionando las familias”, explica a Misión Carlos Astiz, periodista y autor de los libros Bill Gates ¡Reset! (Libros Libres, 2021) y El proyecto Soros (Libros Libres, 2020).

Personas sin referentes y familias frágiles crean sociedades moldeables y permeables al adoctrinamiento propio de las ideologías (teoría de género, transexualidad, feminismo, trans-humanismo, animalismo, abortismo, eutanasia…). De ahí que corrientes diversas confluyan en los mismos objetivos: acabar con la cosmovisión cristiana sobre la persona y la familia.

“Lo que me produce más extrañeza es la capacidad que ha tenido este veneno de ir calando en nuestra mentalidad; la clave está en que no se ha desparramado de golpe, sino que ha ido impregnándolo todo gota a gota, de forma que no hemos podido ver cómo la esponja iba hinchándose de manera paulatina, casi imperceptible, como la famosa fábula de la rana en el cazo de agua hirviendo”, escribe la filósofa Mariona Gúmpert en su libro Infodemics, posverdad y la sociedad que viene (Ciudadela Libros, 2022).

En declaraciones a esta revista, Gúmpert define este adoctrinamiento como una “nueva moral” basada en “luchas identitarias y victimismos”. A su juicio, esta arremetida destaca por  “la redefinición total que se quiere hacer sobre la sexualidad y el mal llamado ‘género’”. Así se explica la ofensiva trans dirigida a los menores de edad o la omnipresencia del contenido LGTBI en todos los ámbitos.

Ojo al cine y a las series

En algunas ocasiones este adoctrinamiento es claramente visible, pero en otras es apenas perceptible. Los que pretenden modelar la sociedad saben bien qué métodos utilizar para ir consiguiendo poco a poco sus objetivos.

La cultura del entretenimiento es precisamente una de las formas más eficaces de transformar a las personas y a una sociedad. Las series, el cine o la música han ido de avanzadilla para normalizar comportamientos o actitudes. En estos momentos Disney es un claro ejemplo con su apuesta total por la ideología de género. Pero no es algo nuevo: la banalización del sexo, la sobrerrepresentación de personajes LGTB o la destrucción de la familia llevan años exponiéndose en el mundo audiovisual.

La cultura del entretenimiento es una de las formas más eficaces de transformar a una sociedad

“Es poderosísimo el poder que tiene la ficción para ir modelando no solo el pensamiento, sino también la forma de expresarnos. Estas series o películas te facilitan que puedas expresarte en los términos que ellos quieren. Entran en ti de manera sutil y sencilla en forma de emociones, vínculos o personajes…”, señala para Misión el periodista Jaume Vives, un referente actual en la batalla cultural. En su opinión, “hay una voluntad deliberada de acabar con el orden social cristiano y lo que este representa.  Y se manifiesta en el cine, en los medios de comunicación, en las políticas… en todos lados”.

Asfixiados por el adoctrinamiento
Cuando el veneno cala

Sobre este aspecto alerta Martin Kugler, presidente del Observatorio de la Intolerancia y Discriminación contra Cristianos en Europa (OIDAC), con sede en Viena. Explica a Misión que por todo el continente, y también en España, va creciendo un “clima hostil”  hacia los cristianos en el ámbito social.

Un fenómeno llamativo que ha detectado es que la “presión social y las leyes discriminatorias” están llevando a la “autocensura” entre los propios cristianos. Así lo recoge en un reciente informe publicado por OIDAC. Cuando el adoctrinamiento se hace insoportable, hay cristianos que abandonan sus creencias o asumen que deben vivir su fe en privado. 

Esta presión y las leyes que se van aprobando –agrega Kugler–  “pueden normalizar la idea en la sociedad de que las posturas cristianas no son aceptables. Esto ocurre cada vez más cuando se tocan temas como el matrimonio y la familia, la ideología de género, el aborto, la dignidad humana en la biotecnología o la educación”.

Carlos Astiz considera que nada de esto es casual, sino que hay un claro sesgo anticristiano. “ Van a por los referentes morales de las personas para hacernos más débiles y vulnerables. Esto no es solo un ataque a las instituciones religiosas, sino, sobre todo, la eliminación de los principios que estructuran y vertebran la vida de los creyentes y las raíces históricas, morales y políticas de las naciones”, agrega.

El campo de batalla

El ámbito educativo es precisamente un objetivo prioritario. Juan Carlos Corvera,presidente de la Fundación Educatio Servanda, asegura a Misión que la enseñanza es  “el medio más eficaz de adoctrinamiento de los futuros ciudadanos”. Por ello, alerta a las familias: “La única forma de evitar que la enseñanza sea el Caballo de Troya de las ideologías dominantes es fortalecer la pluralidad de redes, aumentar la variedad de ofertas mediante una mayor autonomía de los centros educativos, repensar el modelo de financiación y blindar la libertad de las familias de elegir centro que quieren para sus hijos”.

En ocasiones los cristianos sucumben a un adoctrinamiento que no cesa de señalarles

Pese a los nubarrones que parecen oscurecerlo todo, “la verdad es revolucionaria”, advierte Astiz, quien incide en que hay que empezar dando la batalla del lenguaje, pues la manipulación que genera “crea divisiones artificiales” y “distorsiona la realidad”. Por ello, urge a “usar los términos precisos”. Es el modo para empezar a reconquistar la opinión pública. Como agrega Kugler, este paso al frente  “dará seguridad a los cristianos al ver que pueden defender sus creencias sin miedo o vergüenza”.

Pero hay un elemento fundamental para esta batalla: la familia y la comunidad. Jaume Vives habla de su propia experiencia: “Para perder el miedo y para alzar la voz necesitamos tener un hogar al que volver, un lugar en el que se te quiera incondicionalmente, hagas lo que hagas. Esto a la gente le hace muy libre. Puede ser tu familia de sangre, pero también un buen grupo. A mí me ha ayudado porque no me hace necesario el amor del mundo”.   

¿Qué hacer?

Ser firmes en la educación. “Hay que recordar una y otra vez que los hijos son nuestros. Somos nosotros y nadie más quienes tenemos el derecho original, primario e inalienable a decidir la educación de nuestros hijos. Elegir el colegio solo por sus instalaciones o sus servicios es un tremendo error. Es mucho más importante conocer el ‘alimento’ que se les va a dar en las aulas que el que se les va a dar en el comedor. Y, sin embargo, solemos verlo al revés”, afirma Juan Carlos Corvera.

Movilizarse. “Es más cómodo permanecer sentados y callados, pero nos jugamos demasiado: la sociedad, la familia y la libertad. No olvidemos que la realidad y la naturaleza están de nuestra parte. Ellos apuestan por entelequias y ficciones que conducen a la muerte y a la mentira, que es siempre una apuesta perdedora”, anima Carlos Astiz. 

Vencer el miedo. “Si estás dispuesto a renunciar a todo por Cristo, ves que el Señor no te abandona. Cuando lo descubres, ya puedes vivir libre, no preocupado de quedar bien con el mundo, sino con Dios”, propone Jaume Vives.

Conocer nuestros argumentos. “Nuestra responsabilidad es ser una ‘minoría creativa’. Los creyentes tenemos que demostrar que contamos con buenos argumentos y que somos congruentes con nuestras posturas cristianas”, incide Martin Kugler.

Profundizar en la fe. “Debemos expresarnos sin complejos. Para eso es necesario que previamente nos creamos de verdad nuestra fe y, por supuesto, la conozcamos a fondo. De nada sirve expresarse si no sabemos hacerlo y no tenemos claro en qué creemos. Urge confiar más en Dios, pero también conocerlo mejor a Él y a su Iglesia”, señala Mariona Gúmpert.

Artículo publicado en la edición número 65 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

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