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“El amor no sale solo, tienes que prepararte”

Los itinerarios para novios ayudan a preparase más allá del cursillo de un fin de semana: permiten darse un tiempo para aprender a amar

Por Isabel Molina Estrada

Estás enamorado. En realidad, estás muy enamorado. Y, de repente, te preguntas una y mil veces: ¿Cómo sé que esta es la persona para mí? ¿Seré capaz de hacerla feliz? ¿Será un buen padre/ una buena madre para mis hijos?

¿Seremos capaces de amarnos toda la vida?… No hace falta esperar a tener fecha de boda para encontrar personas que se dedican a acompañar a los novios mientras van contestando a estas (y a muchas otras) preguntas similares.

Jaime Serrada, director de proyectos y educador en la Fundación Gift & Task, explica que, a diferencia de los cursillos prematrimoniales, en un itinerario “los novios cuentan con un acompañante –que puede ser también un matrimonio, un sacerdote o un equipo de pastoral–, que los guía y los ayuda a ir verificando su amor”. Este tipo de acompañamiento permite, además, que los novios se den un tiempo prudencial (tres meses, un año, dos años…) para ir cumpliendo las etapas del noviazgo y descubrir, poco a poco, la grandeza del matrimonio.

“Les mostramos un amor de donación al otro, de entrega sincera, de felicidad, porque el matrimonio es una pasada”

Hace diez años, cuando la Fundación Gift & Task comenzó a ofrecer estos itinerarios, les costaba formar los grupos pues las parejas de novios les preguntaban: “¿Pero esto lo podemos hacer si todavía no tenemos fecha de boda?”. Hoy en día los grupos se llenan. “Aquí les mostramos un amor de donación al otro, de entrega sincera, de felicidad, porque el matrimonio es una pasada. Dios ha puesto al hombre y a la mujer para amarse eternamente. Sin embargo, el amor no sale solo, tienes que prepararte y eso significa pasar a veces por sufrimientos, por dolores; la prueba es grande, porque la realidad es también muy grande”, añade Serrada.

Durante el noviazgo

Los novios se están preparando para el matrimonio durante toda su vida. “Desde que eres niño, haces una preparación remota al matrimonio con tu familia”, comenta Serrada. “Luego, cuando sabes que te casas en dos meses, haces una preparación inmediata en el cursillo. Allí te puedes ocupar de atender a los detalles: repasar los signos sacramentales, elegir las lecturas”. Sin embargo, es poco realista querer abarcar en pocas horas un curso de formación para una aventura que durará toda la vida. Y ese es justamente el espacio que han ido llenando estos itinerarios, que ofrecen lo que la Iglesia llama la preparación próxima al matrimonio. “Un itinerario lo puede hacer cualquier pareja de novios que lleve cierto recorrido juntos. En él te preparas para la vocación al amor, te entrenas en comunicación con tu pareja, y vas allanando el camino de lo que va a ser el matrimonio”, explica Serrada. Al concluir su itinerario, algunos deciden cortar, pues se dan cuenta de que su relación no iba a ningún lado; otros se sienten removidos en su fe y logran poner a Cristo en el centro de su amor; y hay quienes fijan fecha de boda. “Me dicen: ‘Hemos visto que tenemos que dar el paso’. Porque han descubierto lo que significa verdaderamente la vocación al amor en el matrimonio”.

En un itinerario no se trata de discernir el amor, sino de irlo verificando de forma objetiva en la historia de cada día

Comprobar si “te quiero”

Y es que un itinerario permite a los novios “verificar” el amor que no es lo mismo que discernir el amor. “Me encuentro con novios que se desgastan en saber si este es el hombre o la mujer ‘que Dios ha pensado’ para ellos y se agobia muchísimo. En un itinerario no se trata de discernir el amor, sino de irlo verificando de forma objetiva en la historia de cada día, es decir, en ir mirando si nos llevamos bien, si soy capaz de perdonarte, si crezco como persona a tu lado, si me ayudas ser mejor amigo de mis amigos, si me centras en mi familia. Estas respuestas no vienen de fuera, como alguien que te señala con el dedo a la persona que has de elegir. Son los mismos novios los que descubren si el amor se da y si crece”.

Unos padrinos

Además de los itinerarios para novios, existen los acompañamientos personalizados donde un matrimonio hace las veces de padrinos de una pareja de novios. El padre Chema Rodanés, de la parroquia Divino Salvador de Montecarmelo en Madrid, explica que en su parroquia le asignan a cada pareja de novios un matrimonio que realiza con ellos cuatro encuentros: “Los invitan a su casa a merendar para que puedan conocer cómo es el día a día en una familia; y conversan juntos sobre la fe, la educación de los hijos y la importancia de compartir las responsabilidades del hogar, entre muchos otros temas”. Al terminar estos encuentros, los novios regresan a la parroquia y realizan cuatro encuentros más con los sacerdotes. “Tratamos de acompañar a los novios en un proceso más largo para que puedan descubrir la vida de una familia cristiana”.

Para concluir este camino de preparación serena y profunda al matrimonio, Serrada anima a los novios a que se planteen en serio responder a los escrutinios del día de la boda: “¿Estoy dispuesto a contraer matrimonio libre y voluntariamente? ¿Estoy decidido a amarte y respetarte durante toda mi vida? ¿Estoy dispuestos a recibir de Dios responsablemente y amorosamente los hijos, y a educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia?”. Cuando los novios están listos para hacer un escrutinio serio de su amor, quiere decir que ya “son conscientes de a lo que se arriesgan y de lo que eligen”. Entonces sí, ¡que vivan los novios!

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