Por M.ª Eugenia García Bermejo. Responsable de Formación de Nártex
Artículo publicado en la edición número 60 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.
Eusebio Güell encargó a su amigo Antonio Gaudí un proyecto revolucionario a las afueras de Barcelona, vinculado a los orígenes del cristianismo en la antigua Barcino, pues por él transcurría el iter romano por el que pasó san Severo camino de San Cugat.
El proyecto consistía en una pequeña ciudad amurallada, construida en armonía con la naturaleza, y capaz de cubrir todas las necesidades de sus habitantes.
Toda una alegoría del Paraíso. Gaudí vivió allí 20 años, en los cuales perdió a su padre y a su sobrina, y enfermó gravemente, pero también disfrutó junto a su amigo Güell de numerosos paseos mientras rezaban el rosario.
Durante la Semana Trágica de 1909, no salió, y vio el incendio de iglesias y conventos, entre ellos su parroquia. Por ello, los textos del banco no son fáciles de leer, pues si fueran demasiado visibles, podrían provocar palabras improcedentes.
Belleza
La belleza es símbolo de trascendencia. Para Gaudí, lo espiritual es tangible y “la sensibilidad mediterránea percibe la verdad de forma sensorial y concreta”.
Entrada
La residencia del guarda y el lugar de espera para visitas tienen cruces. Cristo es la puerta.
Necesidades corporales
Nada falta a quien confía en Dios. Las necesidades están cubiertas: una gran cisterna abastece de agua; sobre ella, una sala hipóstila (de columnas) para ubicar un mercado; y espacios donde se establecerían los chalés orientados hacia la iglesia.
Necesidades sociales
Una gran plaza para reuniones, fiestas y encuentros; anchas escaleras y el banco serpentino, además de utilidad, buscan un simbolismo y una belleza integrada en la naturaleza.
Necesidades del espíritu
Un calvario situado en lo más alto; la vía principal dedicada al Rosario, y grutas que recuerdan a Lourdes.
Muralla
El Parque está amurallado: como el creyente, está en el mundo, pero no le pertenece, y es inaccesible como lo es la fe para quien no quiere entrar por la puerta de Dios.
Banco
Su estructura busca la comodidad para reuniones inmersas en la naturaleza. Y esconde inscripciones marianas que solo pueden ser vistas si se buscan con deseo: la M coronada, Sus ojos, Tota ecclesia, Ángelus, la palabra María invertida para que la Virgen desde el cielo leyera la invocación, o lamentaciones como Ay Urbs antiga i atresorada (¡Ay! ciudad antigua y atesorada) porque Barcelona crece en lo material y no lo espiritual.
Jesús
El parque habla de Jesús: corona de espinas, clavos, cruces, Alfa y Omega… El arte es, para Gaudí, una oración.