La revista más leída por las familias católicas de España

La revista más leída por las familias católicas de España

Nacho-Tornel

Nacho Tornel, mediador familiar: “A veces hace falta un restaurador que devuelva al matrimonio a su belleza original”

Desde los inicios de su vida profesional, Nacho Tornel quería transformar el mundo. Trabajó en la Unión Europea y en las Naciones Unidas, en temas sociales. Pero pronto entendió que la mejor forma de cambiar la sociedad es ayudar a que haya muchos matrimonios sólidos. Hace 17 años llegó a la mediación familiar restauradora, con la que logra que todo matrimonio que se quiere dejar ayudar, aunque atraviese una crisis que parece invencible, pueda reflotar su matrimonio. Y consigue ayudarlos a “casi todos” a volver a cuidar su matrimonio como lo que es: “una obra de arte”.

Por Isabel Molina Estrada / Fotografía: Javier Ocaña

Artículo publicado en la edición número 68 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

ES UN gran divulgador y formador de matrimonios. Acaba de publicar su segundo libro, Relacionarte (Planeta, 2023), en el que explica los núcleos cercanos que afectan a un matrimonio: los hijos, la familia política, los amigos y el trabajo. Pero su mejor carta de presentación son sus 23 años de casado y sus nueve hijos, entre los 6 y los 20 años. “No suelo contarlo porque la gente se asusta” (comenta para Misión entre risas). Sin embargo, la vida profesional de Nacho Tornel no iba por estos derroteros. Fue un auténtico trotamundos hasta que se encontró con la mediación familiar restauradora. Trabajó en la Unión Europea, y luego en Nueva York, en la División de Política Social y Desarrollo de Naciones Unidas, en la financiación de proyectos europeos para la mujer, los discapacitados y los jóvenes. Curiosamente, fue allí donde descubrió su gran pasión: “Estábamos esperando ya a nuestro primer hijo, cuando vi que quería dedicarme a ayudar a las familias”.

¿Recuerda el chispazo que le hizo ver que esta era su vocación?

Recuerdo exactamente dónde llegó ese chispazo. Cerca de Naciones Unidas está la iglesia de la Sagrada Familia, The Holy Family Church. Yo procurorezar todos los días un rato, y un día fui a rezar allí frente a una imagen de san José, laVirgen el Niño, y ahí supe que quería ayudar a las personas en el proyecto personal más grande que puedes tener en la tierra, que es construir un matrimonio, una familia. Volví a España y pronto me metí en el ámbito de la mediación familiar.

“Frente a la Sagrada Familia supe que me quería dedicar a ayudar a las familias”

Distingue la mediación familiar de la mediación familiar restauradora…. ¿Por qué?

Son muy distintas. La mediación familiar trabaja el acompañamiento en el proceso de divorcio y de ruptura, para facilitar que sea amigable. Pero ¿por qué no intervenir ese mismo conflicto para tratar que esas dos personas, si así lo desean, recuperen su relación? Es como la restauración de una obra de arte, porque el matrimonio es una obra de arte. Tú vas a la catedral de Burgos, que tiene ocho siglos y es de una belleza sublime, y ves que se le ha ido pegando polvo del camino… Igual ocurre con el matrimonio. Entonces, a veces está bien que venga un restaurador y le devuelva su belleza original.

¿Puede incluso llegar a ser una obra más bella que la original?

Cuando descubrí el arte japonés Kintsugi me gustó ver que somos como esas vasijas rotas, pero no sólo podemos pegar las piezas, sino que el pegamento, esa resina, está mezclada con oro. Al final la pieza es restaurada con vetas doradas, ¡que son oro! Los matrimonios que vienen a verme se sienten así, rotos. Ayer precisamente me decía un cliente: “Nacho, estoy roto”. Su mujer, a la que quiere con locura, le fue infiel. Y tienen una hija pequeña. Este chico está llorando y está sufriendo, pero está recomponiendo su matrimonio con ese oro que pega bien las piezas. Y la belleza de su matrimonio luego podrá ser superior a la del origen.

¿Cuáles son las grandes lecciones que ha aprendido en estos 17 años de los matrimonios que vienen a verlo?

La más importante, sin duda, es la fuerza colosal que tienen el hombre y la mujer cuando quieren sacar adelante su proyecto matrimonial. Esta fuerza colosal me sobrecoge. La veo aun en situaciones tan deterioradas que nadie apostaría por ellos. Muchas veces me dicen: “Venimos aquí porque nos ha echado ya un terapeuta. Nos ha dicho que sólo nos queda divorciarnos”… La otra gran lección es la capacidad de perdón y la grandeza del ser humano. Se puede llegar a perdonar cualquier cosa. Yo he visto perdonar de verdad cosas terribles. El perdón puede ser desmesurado: te entrego un diamante, aunque me hayas dado una piedra.

“He visto perdonar cosas terribles. El perdón puede ser desmesurado”

Hoy proliferan las rupturas, sin embargo, usted parece muy optimista. ¿Logra ayudar a todos los matrimonios a superar sus crisis?

Llevo ya muchos cientos de matrimonios a mis espaldas. La inmensa mayoría se recupera con acompañamiento, con estímulo, con respaldo. El chico al que vi ayer quería abandonar, me decía “no puedo más”. Pues viene a verte y recupera el impulso, y luego los ves florecer. Me considero un privilegiado de poder dedicar horas y horas de trabajo a dar a las personas la clave de su felicidad en esta tierra. Eso me llena de alegría y de esperanza.

¿Cuál es el ingrediente clave para reconstruir un matrimonio?

La voluntad personal. Si tienes un grave problema, tienes que trabajar, poner en acto tu compromiso. Y luego, tener un buen acompañamiento: “Por aquí sí”, “por aquí no”, “esto lo tienes que evitar”… Cada 10 o15 días, vas viendo el progreso de cada uno. Luego los veo a los dos juntos y vemos que comienzan a tener momentos buenos… Y si sigue habiendo dolor, desesperanza, desconfianza, ruptura interior, seguimos trabajando.

¿Cuál es el factor principal por el que se rompen tantos matrimonios?

La falta de compromiso.Tú has decidido montar un proyecto familiar, un hogar, has cooperado en traer hijos al mundo, y en un momento determinado dices: “¿Sabes qué?Ya no me veo aquí”… Esto no va así. Hay que recordarles: todos tenemos los pies de barro, cualquiera se puede desmoronar, pero hay una responsabilidad personal. Habéis puesto la carne en el asador, y esa promesa de vida la vamos a respetar. Y me preguntan: “¿Me estás diciendo que me ponga el collar y que me ate aquí?”… No es así, lo que hay que hacer es lograr que redescubran la maravilla de la entrega. Cuando vienen a verme están muy secos, entonces hay que ir encendiendo pequeñas llamitas por el camino para que su relación recobre el sentido y la ilusión.

¿Ha encontrado alguna vez un caso que dijera: esto no lo arregla nadie?

Muchas veces. Me encuentro casos que digo: “¡Qué va a pasar aquí!”. Situaciones imposibles a priori por el temperamento, por historias recientes, por deterioro de la relación… Pero lo cierto es que yo siempre pongo el hombro y digo: “Vamos a soportar la carga juntos”. Y mientras ellos quieren empujar, yo empujo.

¿Este trabajo con los matrimonios se sostiene a largo plazo?

Yo soy sólo una muleta para que caminen mientras tienen el tobillo fracturado o con un esguince. Llega un momento en el que el tobillo se restablece y están fuertes, y entonces hay que quitar la muleta. Les digo: “Si dentro de dos años decís: ‘Vale la pena que nos sentemos con Nacho’, nos sentamos”. Pero no es lo habitual.

¿Se recuperan los hijos que han visto a sus padres pelearse?

Evidentemente, no existe una tecla de borrado para la mente de nuestros hijos. Lo que ha ocurrido, ha ocurrido, y entiendo que esto deje una sensación de“¡puf, con lo que ya han visto estos niños!”. Pero puedes decir: a partir de hoy mis hijos no van a ver más esto. Cuando estemos con ellos nos pondremos señal de la alerta: “¿Qué estoy diciendo? ¿Cómo lo estoy diciendo?”, como si estuvieras en escena con la cámara puesta. Los hijos tienen una plasticidad cerebral enorme y, aunque hayan visto horrores, si luego ven cosas maravillosas podemos diluir esa imagen y crear una impronta positiva de amor, ternura y cercanía. Además, el universo de los hijos recomienza cada día. Si tú cambias, ellos también van a poder cambiar.

“Si tus hijos os han visto pelearos, decide: a partir de hoy no lo verán más”

Tres para casarse es el título de un libro del célebre arzobispo americano Fulton Sheen. ¿Logra usted meter a Dios entre los esposos?

Al inicio tienes que hablar con cada uno a solas.Te cuentan de su familia, de su trayectoria… También de su dimensión espiritual, pero es verdad que en este campo hoy hay, lamentablemente, muchas carencias. Entonces, con muchos matrimonios, no es posible hablar de Dios. Sin embargo, los invito a reflexionar sobre lo que es importante en la vida: el amor, la entrega, el perdón, la sinceridad, la lealtad. No se me ocurre un catálogo más completo para reforzar un matrimonio que las virtudes de la espiritualidad cristiana. Si incorporas este catálogo a tu matrimonio vas a tener una vida familiar maravillosa. Y cuando vienen matrimonios en que los dos comparten la fe, claro que los animo a que recen juntos. ¡Eso hace una gran diferencia!

¿Qué mensaje le gustaría dar al lector de Misión para terminar esta entrevista?

Le animaría a que profundice aún más en que la felicidad solo la va a encontrar en sus relaciones íntimas, cercanas y personales: en su matrimonio, en sus hijos. El matrimonio es un largo camino. No vale decir: “Esto ya lo pensé hace diez años”. No. Hay que escuchar, leer, formarse y actualizarse. Y también a preguntarse:“¿Qué estoy haciendo ahora por mi matrimonio?”.

Pilotos rojos

Le preguntamos a Nacho Tornel cómo sabe un matrimonio que necesita ayuda, y da las claves: “En mi primer libro, Enparejarte, expliqué lo que llamo los ‘pilotos rojos’, esas señales que nos da el coche cuando se enciende el líquido de frenos, del aceite… En el matrimonio también hay pilotos rojos: cuando ya no hacemos planes los dos solos, cuando surgen los tonos de reproche en la comunicación: ‘¡Otra vez has llegado tarde!’… Cuando cada uno acaba enfrascado siempre en lo suyo o con el móvil… Cuando los dos están focalizados en buscar espacios de soledad. Y, luego, la falta de intimidad sexual. Nada de estoesbuenaseñal”.

Artículo publicado en la edición número 68 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

¿Te ha gustado este artículo?

Para que disfrutes de más historias como esta

ARTÍCULOS RELACIONADOS

ARTICULOS DE INTERÉS

ARTICULOS DE INTERÉS

ÚLTIMA EDICIÓN

MARZO, ABRIL, MAYO 2024

MARZO, ABRIL, MAYO 2024