La revista más leída por las familias católicas de España

La revista más leída por las familias católicas de España

Oración conyugal en el matrimonio

La oración conyugal y familiar: “Es Dios quien va llenando nuestro matrimonio”

Ya lo dijo Jesús: “Cuando dos o más se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo”, y el lugar más natural para hacer viva su presencia entre nosotros es la familia. De la oración personal nace la oración conyugal, y de ella, a su vez, se nutre la oración familiar. Las tres tienen un orden, como una escalera de tres peldaños, para transmitir la fe a los hijos y que el hogar sea un foco que irradia a Dios en la sociedad.

Por Marta Peñalver e Isabel Molina E.

Hay una parte del diálogo entre los esposos que cuesta más. Temas muy íntimos que cada uno logra hablar a solas con Dios en la oración personal, pero que luego no consiguen transmitir al cónyuge en el diálogo cotidiano. También existen ciertos temas “sensibles” que no pueden comentarse sin que el diálogo se tense: preocupaciones financieras, dificultades con la familia política… Cuando salen a relucir, es como si, de repente, se levantara un muro entre los dos que dificulta alcanzar la anhelada comunión (común-unión) que hace del matrimonio imagen de Dios en el mundo.

Y aunque los esposos puedan sentirse diferentes a los demás ante este escollo, todo matrimonio experimenta en mayor o menor medida estas dificultades, ya que el Enemigo del amor está al acecho para hacerles creer que no se comprenden entre ellos, o que hay más cosas que les dividen de las que los unen. Sin embargo, por el don que han recibido en el sacramento, marido y mujer tienen en sus manos una llave maestra para abrir todos los compartimentos del corazón de su cónyuge y fundirse en esa “una sola carne, un solo corazón, una sola alma, una sola intimidad” a la que están llamados, en palabras de la doctora en Teología dogmática Carmen Álvarez Alonso. Esa llave maestra es la oración conyugal y familiar por medio de la cual Dios entra de lleno en su matrimonio, lo ilumina, lo atraviesa y lo transforma.

Inés y Nacho dan fe de esta realidad: “Desde que hacemos oración conyugal, hemos seguido teniendo crisis y momentos difíciles, pero los vivimos de otra manera. Estamos aprendiendo a no querer tener siempre la razón, a dejar nuestro orgullo y nuestra forma de hacer las cosas, para salir al encuentro del otro, respetando sus tiempos y sus maneras”, cuentan a Misión.

Inés y Nacho en una foto reciente
Orar es aprender a amar

Ellos descubrieron la oración conyugal gracias a dos realidades que encontraron a la vez: el Máster de Familia del antiguo Instituto de Juan Pablo II, hoy la Asociación Persona y Familia y Proyecto Amor Conyugal. Allí aprendieron en qué consiste de verdad el matrimonio, y este hallazgo se ha convertido en “el mayor regalo que hemos recibido después de la gracia y los sacramentos”. Con la ventaja de que “esta enseñanza, lejos de quedarse en ideas que calan en el corazón pero que se pasan con los días, la recordamos a diario en la oración conyugal”.

¿De qué enseñanza se trata?, les preguntamos. Contesta Nacho: “Que yo, con todas mis limitaciones, soy para Inés un don, y solo en la entrega amorosa de mi persona encuentro la felicidad a la que estoy llamado. No se trata de compartir momentos, sacramentos, aficiones o tener complicidad… Sino que el sentido de mi vida es entregarme yo a Inés, con mi persona que es cuerpo y alma, que tiene dones y carencias. Y viceversa, porque el don es recíproco”.

Nacho e Inés rezan juntos a diario cuando sus niños duermen. “Tenemos cuatro niños pequeños, así que ese es el momento en que estamos sin el ruido ni las gestiones de la casa ni las agendas de los niños o las nuestras. Una vez nos ponemos en presencia de Dios, leemos y comentamos el Evangelio del día y, a continuación, iniciamos nuestra oración compartida”.

El matrimonio hecho culto

Amparo y Álvaro comenzaron a rezar juntos a diario ya desde el noviazgo. Eso les ayudó a conocerse, a comprenderse, a perdonarse… y a descubrir qué quería Dios de ellos. Tras cuatro años de matrimonio y dos hijos, tienen claro que la oración es vital para ellos y para su familia.

Amparo y Álvaro con sus hijos

Si la oración personal es un regalo que poco a poco se llena como una copa y se “desborda” a través de la oración conyugal, a su vez, la oración conyugal se refleja en la vida de toda la familia. En palabras de Carmen Álvarez, “la oración conyugal culmina en la oración doméstica y familiar. Tal y como indica Juan Pablo ii en Familiaris Consortio, hay una oración que hacen el marido y la mujer, y otra que hacen en común padres e hijos. Son oraciones distintas, pero íntimamente ligadas, ya que de la vida espiritual, intensa y sincera de los esposos, se nutre la oración doméstica. La forma en la que rezan los hijos y en cómo los padres rezan con los hijos es sintomática de cómo los esposos rezan juntos”, explica Álvarez.

Pero, además de orar juntos, la tarea de los esposos va más allá. Consiste en hacer de su matrimonio un culto permanente a Dios. Una liturgia. “No es solo ir a misa o rezar el rosario juntos. Es vivir un culto que se realiza, ante todo, en el templo que son ellos mismos”, puntualiza Álvarez. ¿Y esto cómo se consigue? Muy sencillo: la idea es ir entretejiendo la oración personal en la vida cotidiana de la familia, porque el hogar y todo lo que se vive dentro de sus paredes es el lugar por excelencia del culto a Dios.

La oración conyugal en 3 claves
-Intentad que haya siempre un momento al día para rezar juntos: al levantaros, cuando se acuestan los niños, antes de iros a la cama… Si os quedáis esperando a que aparezca el momento idóneo o a tener tiempo libre, nunca lo haréis.
-Perseverad. No sucumbáis a la pereza por cansancio o porque tenéis muchas cosas que hacer. Cuidar la vida espiritual en el matrimonio cambia la sintonía diaria con Dios y con nuestro cónyuge a través del corazón de Dios.
-No hay una única fórmula para rezar; buscad la que se adapte a vuestro matrimonio. Lo importante no es cómo orar, sino hacerlo juntos. Podéis comenzar con el rezo de laudes o vísperas, el rosario o el Evangelio del día, y continuar con la oración en común.

¿Te ha gustado este artículo?

Para que disfrutes de más historias como esta

ARTÍCULOS RELACIONADOS

ARTICULOS DE INTERÉS

ARTICULOS DE INTERÉS

ÚLTIMA EDICIÓN

MARZO, ABRIL, MAYO 2024

MARZO, ABRIL, MAYO 2024