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Queridos Reyes Magos: este año… ¡no seáis tan generosos!

En qué consiste el “síndrome del niño hiperregalado” y qué podemos hacer para combatirlo esta Navidad

Por Blanca Ruiz Antón

Artículo publicado en la edición número 42 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

Cada Navidad, los Reyes Magos se esmeran, con toda su generosidad y buena intención, en traer a nuestros pequeños cuantos más regalos, mejor. Además, Melchor, Gaspar y Baltasar visitan tanto la casa de los padres como las de abuelos, tíos… Así que no hace falta realizar un pormenorizado estudio para constatar que nuestros hijos reciben más regalos de los que deberían.

Algo que, según advierten los expertos, puede resultar perjudicial para el desarrollo del pequeño, pues la acumulación de regalos hace que el niño pierda la ilusión, se disperse con facilidad y que, a largo plazo, pueda convertirse en una persona caprichosa, egoísta y consumista. Es lo que en psi­co­logía se llama “síndrome del niño hiperregalado”.

Consecuencias indeseables

Porque si durante el año los padres se esfuerzan en educar a sus hijos en la sobriedad, ¿por qué se les olvida al escribir la carta a los Reyes? Sara Pérez-Tomé, psicóloga y di­rec­tora del gabinete de aseso­ramiento familiar Sophya, explica que, cuando a un niño se le regala de todo, “incluso cosas que no ha pedido o ni siquiera sabe qué son, en muchas ocasiones se hace más por ostentación que por complacer al niño”. Y esa abundancia desmedida afecta negativamente a su desarrollo, no solo a corto plazo.

Hiperregalar a un niño hace que se sienta insatisfecho, favorece la poca tolerancia a la frustración e impide que disfrute, pues siempre piensa en lo que recibirá después

Las principales consecuencias que se derivan de hiperregalar a los niños son, como explican desde el gabinete Sophya, la poca tolerancia a la frustra­ción, porque han obtenido miles de gratificaciones sin razón ninguna; apreciar menos lo que tienen, porque no se han esforzado por conseguirlo; y que se conviertan en personas materialistas, ya que pueden llegar a valorar a sus compa­ñeros en función de la cantidad de regalos que hayan recibido.

También hace a los niños insaciables, pues cuando ya han obtenido algo siempre piensan en qué van a recibir después; provoca que se sientan continuamente insatisfechos, porque pretenden llenar un vacío que no se satisface con juguetes, y además genera en los pequeños una sensación de falsa omnipotencia, porque se ven con capacidad de elegir cualquier cosa y de conseguirla siempre. Esto les impide distinguir correctamente entre lo que es factible y lo que no, provocando una sensación de abundancia irreal.

No adelantarse a sus deseos

¿Y qué suele haber detrás de esa superabundancia que desborda nuestros salones la mañana del 6 de enero? En ocasiones, cuando los Reyes Magos traen regalos que los padres no pudieron tener de niños “es más por llenar la carencia del padre que por la ilusión del pequeño”, indica Pérez-Tomé.

Por más que a cierta edad sea frecuente recibir una bici o una videoconsola, adelantarnos a sus deseos causa desmotivación y falta de ilusión

Además, como la psicología humana funciona mediante estímulos de motivación y necesidad, no es con­veniente que los niños reciban algo antes de que puedan llegar siquiera a desearlo: por más que a cierta edad sea frecuente recibir una bici, unos patines o una videoconsola, adelantarnos a sus deseos provoca que los niños tengan todas las “necesidades” cubiertas y ninguna motivación por conseguir nada…, porque lo tienen todo.

“Conviene regalar más juegos que juguetes, porque con los juegos se comparte más y siempre se puede aprender algo”

A pesar de que los más pequeños suelen tener claro qué es lo que quieren, Pérez-Tomé anima a que los padres les ayuden a elegir, para que el día de Reyes reciban un regalo que encaje con sus gustos y necesidades. “Hay que tener en cuenta su edad, su personalidad y su situación emocional”, precisa. Además, recomienda regalar “más juegos que juguetes, porque con los juegos se comparte más y siempre se aprende algo, según la edad del pequeño”. También destaca las cualidades de los juguetes creativos, como los de construcción tipo Meccano o Lego, que “activan sus cinco sentidos”.

La otra Navidad

En 2014, Ikea lanzó una campaña en las redes sociales bajo el hastag #LaOtraNavidad, que no hace sino ratificar las palabras de Pérez-Tomé. En ella, los niños escribían una carta a los Reyes Magos en la que pedían un sinfín de juguetes, incluso un unicornio. Después, escribieron otra carta con lo que les gustaría pedir a sus padres esa Navidad. Todos sin excepción les pedían que pasaran más tiempo con ellos, que cenaran juntos o que les hicieran cosquillas y les leyeran un cuento.

En 2014, varios niños escribieron para un anuncio una carta a los Reyes y otra a sus padres. Todos pidieron regalos a Sus Majestades, y a sus padres, pasar más tiempo juntos, que les hicieran cosquillas y les leyeran cuentos.

El vídeo tuvo más de doce millones de reproducciones en YouTube, tal vez porque la firma sueca logró con su ficción publicitaria reflejar una realidad: lo que más quieren nuestros pequeños es pasar tiempo con su familia. Así que, queridos Reyes Magos, este año: ¿podríais traer menos regalos y más tiempo juntos?

El regalo perfecto… NO es un regalo

La psicóloga Sara Pérez-Tomé propone “convertir los regalos en algo mágico que no sea solo material”, es decir, “que el regalo sea una ilusión y no algo que se compra o se pide a los Reyes y ya está”. También propone “fomentar la espera: acompañarlo a una tienda a ver el juego en cuestión, escribir juntos la carta a los Reyes, recortar el juguete de un catálogo y pegarlo en una cartulina para que pueda colgarlo en su habitación… En definitiva, se trata de acompañarlo en esa ilusión que, al fin y al cabo, es un sueño, y en compartir tiempo y afectividad con él”.
Así, “cuando vea que Sus Majestades le han traído eso que tanto deseaba, irá corriendo a buscar a sus padres para decirles: ‘¡Es justo lo que quería; es lo que habíamos pensado!’”, apunta la psicóloga.
Además, anima a que en casa de los abuelos o los tíos, si también se reciben regalos, los padres puedan escribir una carta en nombre de la familia para que los Reyes dejen algo conjunto para todos. “Es muy positivo que se regalen experiencias en familia, es decir, que el regalo consista, por ejemplo, en ir con los abuelos un día al cine o a una casa rural, incluso de excursión, y que se asocien esos momentos en familia, divertidos y distintos, con el regalo”.

Artículo publicado en la edición número 42 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

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