Los sobrinos del Tío Vania
Antón Chéjov es el tapado de la literatura rusa. Dostoievski y Tolstói son los incontestables; Pushkin, el exquisito; Mandelstam, el hondo; y Vodolazkin, el autor revelación. Chéjov es una cumbre que puede taparnos su propia sencillez y bonhomía, como si necesitásemos rayos (Tolstoi) y truenos (Dostoievski) para asombrarnos de la altura de un pico. Nabokov, otro grande, no tenía dudas: “Quien pusiese por delante de Chéjov a cualquier otro autor no entendería nunca la literatura rusa ni, probablemente, la universal”.